La industria forestal gallega crece fuera, con Portugal como mayor mercado

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

MIGUEL

Las exportaciones alcanzaron en medio año los 588,7 millones, un 7,2 % más

22 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La producción de madera en el medio rural y sus posteriores transformaciones constituyen un pilar indispensable para la economía gallega, que tiene en la industria forestal a uno de sus grandes motores. Las empresas del sector siguen mostrando síntomas de fortaleza: las exportaciones en el primer semestre del año crecieron un 7,2 %, hasta sumar 588,7 millones de euros; un dato que se produce a pesar de la caída de ventas exteriores del subsector del mueble, pero que ha sido compensada por las manufacturas de madera y por la pasta, con crecimientos por encima del 10 %.

Portugal se afianza como primer destino, con casi la cuarta parte del total exportado. Le siguen Francia (10,8 %), Alemania (8,2 %), Polonia (5,5 %), Países Bajos (5,3 %), Reino Unido (5,1 %), Italia (4,7 %), Marruecos (4,7 %), Turquía (4,2 %) y, por último, Irlanda (2,7 %).

La buena evolución de las cifras de la industria se produce a pesar de que la comunidad tiene infrautilizada una buena parte de su superficie forestal como consecuencia de problemas estructurales que arrastra desde hace ya décadas: romper la organización minifundista de la propiedad y fomentar actividades que generen valor son, a medio plazo, los principales retos para evitar un abandono que podría poner en entredicho la competitividad industrial. La cifras del sector son importantes: genera el 3,5 % del producto interior bruto (PIB) y en ella se engloban unas 3.000 empresas con una facturación -incluyendo todos los eslabones- que supera las 2.000 millones de euros y que generan, entre directos e inducidos, unos 80.000 puestos de trabajo.

Para dar respuesta a estos desafíos, Galicia tiene pendiente de aprobar el Plan Forestal, cuyo diseño estuvo meses estancado por las discrepancias entre la Xunta y el conjunto de la cadena de valor, y que ahora se encuentra en fase de alegaciones, una vez desbloqueado. «Nosotros confiamos en que el plan pueda estar listo a finales de este año o, como tarde, en el primer trimestre del próximos, y que podamos recoger las aportaciones de todo el sector», apuntan desde Medio Rural.

Manuel Iglesias, presidente del Clúster da Madeira e Diseño de Galicia, precisa que «ahora mismo están en marcha unas comisiones mixtas para pulir las discrepancias». La Xunta y las empresas del sector buscan en estos momentos trazar una estrategia que pueda atender las necesidades de todos los eslabones, desde el propietario hasta la industria. Actualmente, de los 680.000 dueños de terreno forestal en Galicia -casi uno de cada cuatro habitantes- solo 80.000 cortan madera de forma regular. Y ampliar esa base pasa, indefectiblemente, por romper la estructura de la propiedad, de forma que se puedan dimensionar las explotaciones y hacer rentable el trabajo. A lo largo del último medio siglo, la comunidad gallega ha invertido más dinero en la prevención y extinción de los incendios que en ordenar el monte. Este era el principal objetivo del plan que se aprobó en 1992 con la unanimidad de todos los grupos políticos -preveía una inversión anual equivalente al 3 % del presupuesto autonómico- y que se ha venido incumpliendo de una forma reiterada.

La Xunta quiere ahora que esta sea la legislatura del rural y ello pasa, inexorablemente, por proteger y valorizar mejor el monte, el principal tesoro que hay en un medio azotado por la despoblación y los problemas de rentabilidad de las actividades agroganaderas.

Un informe elaborado por la Fundación Barrié, en el que trabajó el catedrático Fernando González Laxe, daba cuenta de un dato demoledor: Galicia lidera el ránking mundial de potencias forestales con un mayor volumen de superficie desaprovechada. Concretamente, hasta un 30 % de su territorio. De los algo más de dos millones de hectáreas, hay unas 600.000 deficientemente arboladas.