Fernández de Sousa, apartado por sorpresa de la cúpula de la empresa saudí Naqua

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso VIGO / LA VOZ

ECONOMÍA

Oscar Vazquez

Pendiente de juicio por su responsabilidad en la quiebra de Pescanova, no tiene retirado el pasaporte

22 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Don Manuel hace semanas que no está, ha desaparecido de la lista de correos electrónicos de la empresa», asegura un empleado de Naqua (National Aquaculture Group), el grupo acuícola de Arabia Saudí que en el año 2016 contrató como director ejecutivo a Manuel Fernández de Sousa, el expresidente de Pescanova. «A efectos generales, don Manuel ha sido apartado de la dirección, y algunos de sus planes han sido cancelados», aseguran estas fuentes.

Naqua se limita a afirmar que «no es posible hablar con el señor Fernández» cuando se pide comunicación con el ejecutivo, mientras que otros trabajadores de la empresa, que piden preservar su identidad, sostienen que es la primera vez que un cambio en la alta dirección no se comunica oficialmente.

«No se sabe exactamente que le han hecho. Se dice que lo han mandado de vacaciones, a la espera a que se le termine el contrato para no proceder a una renovación», explica un empleado. «Si se produjese un despido su prima podría ser muy alta», asegura este trabajador de la empresa acuícola que, aclara que el hijo del hasta ahora alto ejecutivo del grupo, Pablo Fernández Andrade, se mantiene todavía al frente del negocio de acuicultura del grupo en Haití.

Nadie vincula la desaparición de Sousa del proceso judicial abierto contra él en España, por la quiebra de Pescanova en el 2013. «Es un asunto del que aquí no sabemos», dicen. Otras fuentes apuntan a desavenencias con los accionistas.

Esta redacción ha tratado de contactar con Fernández de Sousa a través de su cuenta corporativa de Naqua sin éxito.

Las referencias de los trabajadores sobre la gestión del expresidente de Pescanova en la empresa saudí son dispares. Algún colaborador, que evita hablar de los motivos que lo habrían apartado de su cargo, lo defiende como «un ejecutivo técnicamente competente, inteligente, de gestión muy dura».

Pendiente de juicio

Otras fuentes los califican como «una persona dura, de trato difícil», aunque nadie cuestiona sus conocimientos en la materia. «Su trabajo era intenso más fuera que dentro de la empresa. Hacía rondas por todos los países en los que estamos presentes, se reunía con clientes y proveedores de todo el mundo», asegura.

Fernández de Sousa será juzgado en unos meses por su responsabilidad en la quiebra del grupo, acusado de presuntos delitos de falseamiento de información económica y financiera, falseamiento de cuentas anuales, uso de información relevante, estafa, falsedad en documento mercantil, obstaculización en la labor de los órganos supervisores y alzamiento de bienes. El auto de apertura de juicio oral dictado por el juez José de la Mata en junio, pide 31 años de prisión y 22 millones de euros de fianza, pero en ningún momento ha solicitado la retirada del pasaporte, lo que permite viajar libremente e incluso residir durante temporadas fuera de España por motivos de trabajo, como relatan los trabajadores de Naqua.

Lo mismo ocurre en el caso de su hijo Pablo, a quien se le acusa de falseamiento de cuentas anuales, falseamiento de información económica y financiera, delito continuado de estafa y otro de insolvencia punible. En sus escritos de defensa, ambos piden la absolución.