Rafael Serrano, A Coruña: «Es una actividad turística como otra cualquiera»
Alquila un piso en la calle del Orzán. «Le veo mucho potencial a esta forma de alojarse en Galicia», asegura Rafael. «Es de esta forma como he viajado en los últimos años. Tiene un plus: cuando te alojas en otra casa es como si trasladaras la tuya a otra parte». Él también vive en A Coruña, en otro piso. «Acondicioné esta vivienda para que sea lo más confortable posible para los turistas». Se asesoró con una experta en home staging. «Los anfitriones tenemos que profesionalizarnos», defiende Rafael, socio de Aviturga. «Esto hay que regularlo bien, es una actividad turística como otra cualquiera. Yo quiero ofrecer un servicio excelente, eso es lo que me importa. No quiero compararme con los hoteles: ofrecemos otra alternativa. ¡Y defiendo la legalidad! En la web consta mi número de licencia», insiste. «Más del 60 % de mis clientes son extranjeros. Fomento el turismo familiar y pago impuestos por lo que gano. Quizá de más, porque pago los impuestos como persona física, no como sociedad».
Norman Pérez, Vigo: «El turismo empezó aquí con el alquiler»
Por motivos laborales, Norman no vive en el piso que tiene en uno de los edificios más emblemáticos de Vigo, El Moderno, así que decidió ponerlo hace unos meses en alquiler. «Me animé cuando salió la ley de la Xunta. Quería hacerlo bien. Creo que regular ayuda a que florezcan alquileres no declarados, pero también a que muchos propietarios den el paso, que es lo que me pasó a mí», apunta. Está dado de alta en el registro de viviendas vacacionales. El caso gallego, mantiene, es diferente al de otras zonas. «Aquí los pisos turísticos empezaron 30 o 40 años antes que en Barcelona. El turismo despegó en Galicia con las casas y pisos que se alquilaban, sobre todo por la zona de las Rías Baixas. Es un sector muy implantado en la costa gallega que hay respetar. Genera riqueza», mantiene.