Así se reciclan los directivos gallegos

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

SANDRA ALONSO

Pymes familiares que pretenden dar un salto en crecimiento buscan profesionalizar la gestión de los negocios

27 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En una sala de un hotel a las afueras de Santiago, una veintena de alumnos miran fijamente hacia la pizarra. El profesor acaba de lanzar una pregunta. Por el tono, parece que tiene trampa, que la respuesta no es obvia. Así que todos piensan, rápidamente, a ver quién es el primero en dar con la respuesta. Quien escribe en la pizarra es Mario Capizanni, doctor por Berkley, y uno de los prestigiosos profesores de dirección comercial que forman parte del claustro del IESE Business School.

Este ponente acaba de relatar una experiencia suya en California, en Silicon Valley, donde había ido con un socio para buscar la financiación necesaria de un proyecto empresarial. «¿Qué creen ustedes que fue lo primero que nos preguntaron los inversores?», soltó Capizanni a los alumnos. Se hizo el silencio. Tal vez algunos pensaron en el plan de negocio, en los números, en la rentabilidad futura, pero la respuesta era otra. Nadie acertó. «Lo primero que nos preguntaron era si trabajábamos habitualmente juntos», contestó el profesor para asombro de los presentes.

Una treintena de personas han participado recientemente en el programa de desarrollo directivo que el IESE -la escuela de negocios de la Universidad de Navarra - imparte en Galicia, y que volverá el próximo mes de enero. Gran parte de los allí se citan pertenecen a un mismo perfil: cuadros de pequeñas y medianas empresas familiares gallegas, negocios que han decidido dar un salto en crecimiento, salir al exterior, y que necesitan mejorar la formación de sus cuadros directivos, profesionalizar la gestión.

Es mediodía, la hora de la pausa, y Mario Capizanni, que reside en Barcelona, revuelve el café con una pequeña cucharilla. Le han preguntado en el descanso por las habilidades que debe tener cualquier directivo de una empresa. El profesor responde que, además de la experiencia, es necesaria capacidad de liderazgo, y saber formar y contribuir al cumplimiento de una cultura de empresa. Capizanni habla de una de las funciones más trascendentales de los primeros ejecutivos, que es poner el rumbo o el motor de la empresa. «Hacia dónde nos dirigimos, cuáles son los productos, los países...», reflexiona el profesor. Pero Capizanni no se queda ahí. Y habla de una cuestión, a su modo de ver, de suma importancia: la gestión del talento.

«Es muy importante no guiarse por una cultura desgraciadamente muy arraigada: el directivo que piensa que porque está más arriba que nadie hay que hacer lo que él ha decidido; tenemos que profesionalizar el crecimiento, delegar en las personas que saben», explica. Cuando se sigue el camino contrario, asegura este ponente, se termina limitando el crecimiento de la organización y, en consecuencia, «matando las ilusiones de los directivos, de los cuadros intermedios y del personal». Capizanni aboga por rodearse siempre de personas con criterio... y con talento.

Las áreas de trabajo

En el programa de desarrollo directivo las pymes buscan cubrir los huecos formativos en diversos aspectos; origen, control y optimización de los recursos; mercados y oportunidades de negocio; transformación y cadena de valor; personas y competencias de la organización; innovación; y, por último, análisis de situaciones de negocio. La formación se dirige con una metodología práctica. Es decir, está orientada a mejorar la capacidad de decisión de los directivos y a desarrollar una visión de la compañía desde la perspectiva de una dirección general.

A través del método del caso, se sitúa al conjunto de los participantes frente a más de cien problemáticas reales de empresas en las que deben analizar información, trabajar en equipo y tomar decisiones en un escenario dinámico y participativo en el que prima el debate, sobre todo, con criterios profesionales.