Cada gasolinera automática que abre se ahorra cinco puestos de trabajo

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Benigno Redondo, en el centro de la imagen, es el presidente de la Federación Gallega de Estaciones de Servicio (FEGAES)
Benigno Redondo, en el centro de la imagen, es el presidente de la Federación Gallega de Estaciones de Servicio (FEGAES)

El sector tradicional avisa a los consumidores de que las desatendidas son peligrosas

08 jun 2018 . Actualizado a las 16:48 h.

Los empresarios gallegos del modelo tradicional de gasolineras, o sea, las que cuentan con personal para atender a los clientes, cierran filas ante la aparición del nuevo fenómeno de las automáticas, en las que los operarios brillan por su ausencia y son los consumidores los que se lo hacen todo: pagan primero en una especie de cajero, repostan y se van.

La Federación Gallega de Estaciones de Servicio (Fegaes) advirtió ayer a los usuarios de que parar en esos establecimientos entraña todo un peligro. En Galicia existen once (el 1,5 % del total), aunque en seis hay personal algunas horas al día, pero no para servir; y cinco tienen autorización para ser fantasmas de verdad, según datos proporcionados por la Consellería de Industria. Un peligro, aclara Fegaes, porque es el cliente el responsable de manejar un producto inflamable y también de afrontar cualquier situación de riesgo, como vertidos o incendios. Además, no hay nadie que vigile que el usuario no reposte con un cigarrillo en la boca o con el motor en marcha.

La federación no defiende directamente que se prohíba la instalación de este tipo de negocios, porque «la competencia no es mala y nos hace evolucionar», en palabras de Fara Pérez, vicepresidenta de la federación. Pero sí exige a la Xunta que endurezca las normas que permiten su funcionamiento, aunque subraya que «la presencia de personal en las gasolineras constituye sin duda alguna la mejor medida de protección de las personas».

La organización presidida por Benigno Redondo también advierte que este tipo de negocios alimenta la destrucción de empleo. Así, según sus cálculos, por cada estación automática que abre dejan de crearse cinco puestos de trabajo. Por tanto, solo en los dos últimos años se han perdido 2.700 contratos, coincidiendo con la apertura de 500 nuevas gasolineras sin personal en España.

La cruzada de los empresarios contra este modelo de negocio (que es imparable ya en los peajes de las autopistas, por ejemplo) se suma a la emprendida por la Unión de Consumidores de Galicia (Ucgal), apoyada por otros colectivos. Esgrimen los mismos motivos que los empresarios del sector y denuncian que esos negocios incumplen también la normativa de protección de los consumidores y la de accesibilidad para las personas con discapacidades físicas, ya que estas últimas no pueden alcanzar los cajeros para efectuar el prepago del repostaje.

En España hay más de 560 gasolineras desatendidas, que suponen el 5 % del total, según datos proporcionados por la federación. Manuel Jiménez Perona, presidente de la asociación de estaciones de servicio automáticas (Aesae), defiende este modelo de negocio porque fomenta la competencia y abarata los precios para los consumidores. Hace unos días denunció que la Xunta dilata los trámites para registrar nuevas estaciones de ese tipo, lo que está impidiendo su expansión por la comunidad.