Gas Natural sopesa borrar su apellido Fenosa 10 años después de la compra

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

DANI POZO | Afp

En solo tres meses, Reynés revoluciona la estructura de la eléctrica y propone cambiar nombre y objeto social

31 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Francisco Reynés lleva solo tres meses sentado en la silla de presidente ejecutivo de Gas Natural Fenosa y ya ha removido los cimientos de la compañía. Pero sin despidos ni medidas traumáticas, de momento, sino adelgazando la estructura organizativa para dar mayor protagonismo a los negocios que sustentan la actividad del grupo (electricidad y gas, en España y en Iberoamérica) y simplificando al máximo la cúpula directiva. Mandan él y el consejo de administración, que contará con menos miembros, un máximo de doce, y desaparece la comisión ejecutiva.

Por debajo de ellos habrá cuatro grandes jefes de otras tantas áreas (hasta ahora eran seis), que manejarán los «recursos necesarios para gestionar autónomamente y con plena responsabilidad su ámbito de negocio», según la compañía.

Estas propuestas las votarán todavía los accionistas de Gas Natural Fenosa en la junta convocada para el 27 de junio en Madrid, adonde ha trasladado su sede desde Barcelona como consecuencia del desafío independentista. Pero en esa reunión, la primera presidida por Reynés, se desvelarán también otros cambios de enjundia, como su objeto social, es decir, las actividades a las que se dedica; y hasta se replanteará la propia denominación de la compañía. Fuentes de la eléctrica no sueltan prenda sobre la nueva marca que tendrán que memorizar los clientes del grupo (en Galicia tiene 1,7 millones como comercializadora de energía eléctrica y 300.000 de gas). Pero dejará de llamarse Gas Natural Fenosa. Quizá desaparezca solo la primera parte del nombre. Quizá la segunda, su apellido, que heredó de la histórica empresa gallega. Si lo hace, se esfumará el último vestigio de Fuerzas Eléctricas del Noroeste SA, creada en 1943 por el empresario Pedro Barrié de la Maza. Gas Natural la compró hace ahora justo diez años, al adquirir el 45,3 % del capital, que por aquel entonces estaba en manos de la constructora ACS.

Los aires con olor a revolución que han llegado al grupo de la mano de Reynés (que procedía de Abertis) no son solo fruto de su soplido. También ventean con fuerza los nuevos accionistas de la compañía, que definitivamente ha dejado de estar en manos españolas. Manejan sus hilos, con el 40 % del capital, dos fondos de inversión (el estadounidense GIP y el británico CVC), que han impuesto otro ritmo, más trepidante, y con el gran objetivo de maximizar la rentabilidad de los negocios.

Gas y electricidad se juntan

Con ese objetivo, Reynés ha reorganizado la estructura para crear esas cuatro grandes áreas que funcionarán casi de forma autónoma y que se responsabilizarán de maximizar el free-cash-flow (flujo de dinero disponible). Para dirigirlas ha tirado de promoción interna al ascender a personas que hasta ahora ocupaban puestos intermedios. Manuel Fernández (antes en el negocio mayorista) llevará la división de gas y electricidad (que se integran), que incluye generación y renovables, aprovisionamiento de gas, comercialización y logística de GNL a nivel global y comercialización de gas y electricidad en Europa. Rosa Sanz dejará el departamento de recursos humanos para dirigir el área de infraestructuras, que llevará los negocios de redes de gas y electricidad de España y los gasoductos del Magreb.

La tercera división será Latinoamérica norte (México y Panamá) y la cuarta, la misma zona, pero en el sur (Chile, Argentina, Brasil y Perú).