Los limitados poderes del nuevo gobernador del Banco de España

Ana Balseiro
a. balseiro MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

Salvador Sas | Efe

Escolano confirma en el Congreso, entre críticas de la oposición, el nombramiento de Hernández de Cos

30 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«España necesita colocar a los mejores en posiciones europeas, nuestro futuro y nuestro presente en el ámbito de la política monetaria ya no se deciden en España, se decide en el ámbito europeo, necesitamos personas que hablen bien inglés, conozcan bien su trabajo y tengan admiración de sus pares. El nombramiento lo cumple, además de mérito y profesionalidad». Así resumió este martes en el Congreso el ministro de Economía, Román Escolano, la elección de Pablo Hernández de Cos como próximo gobernador del Banco de España, una vez que el 8 de junio expire el mandato de Luis María Linde.

De hecho, las palabras del ministro fueron una radiografía de cómo ha cambiado el papel del Banco de España y, en consecuencia, las competencias del gobernador y los retos que tiene ahora por delante. Porque la crisis financiera ha traslado de Madrid a Fráncfort el epicentro decisorio sobre la banca y la política monetaria: es el BCE -donde Hernández de Cos se sentará- el que tiene las competencias supervisoras y la capacidad para adoptar medidas (elevar los tipos de interés o comprar deuda son buenos ejemplos de ello). El rol del Banco de España está ahora más devaluado.

El gobernador saliente cerró filas con la elección del Ejecutivo y este martes calificó de «absolutamente excelente» el nombramiento de su aún subordinado. Linde destacó que es «un economista de primera categoría», con un conocimiento «muy bueno» de Europa, el BCE y los problemas económicos de la UE, amén de las relaciones «muy potentes» que tiene en dicho ámbito. Porque -y así quedó de manifiesto en la quiebra del Popular- ahora es en Fráncfort donde es preciso ganar peso.

El próximo responsable del Banco de España es actualmente director general de Economía y Estadística del supervisor. Tiene un perfil eminentemente técnico y en absoluto político, algo valorado por los grupos de la oposición, que, sin embargo, criticaron la premura de su nombramiento: a 48 horas de una moción de censura que podría hacer caer al Gobierno.