Los gallegos que deciden dar la herencia en vida casi se han triplicado en ocho años

Mario Beramendi Álvarez
mARIO BERAMENDI REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

ALBERTO LÓPEZ

Facenda ingresa por sucesiones 80 millones anuales menos que antes de la reforma

14 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde que entró en vigor el 1 de enero del 2016 la rebaja del impuesto de sucesiones y donaciones (ISD) en Galicia, que deja exentos de tributación los primeros 400.000 euros por heredero, un total de 49.375 gallegos han presentado su autoliquidación bajo la fórmula de los pactos sucesorios intervivos, lo que popularmente se conoce como herencias en vida. Es decir, en apenas dos años, casi 50.000 personas, lo que supone duplicar el número de beneficiarios por ejercicio que había antes de que Galicia aprobase esa reforma fiscal.

Esta fórmula de repartir los bienes antes de morir tiene muchas ventajas: permite dinamizar el patrimonio pasando propiedades de los padres a los hijos para que las pongan en valor, favorece la sucesión en las empresas familiares y, sobre todo, otorga libertad al testador a la hora de distribuir los bienes de acuerdo con las necesidades de sus herederos y sus propios deseos.

Sin embargo, los expertos y los abogados lo tienen claro. Lo que ha disparado la demanda ha sido la mejora del tratamiento fiscal. «Podería dicirse, sen ningunha dúbida, que Galicia é un bo país para as sucesións», explica el abogado coruñés Xoán Antón Pérez Lema, quien precisa, además, que «os pactos sucesorios do dereito civil galego non teñen o mal trato das doazóns no IRPF». Las ventajas fiscales han disparado también la carga de trabajo en las notarías gallegas, que atienden cada vez más casos para repartir herencias en vida. Los propios notarios recuerdan que los pactos sucesorios existen en Galicia desde 1995 y se han venido utilizando, pero nunca con tanta intensidad.

Solo hasta el pasado mes de abril inclusive, se han contabilizado 9.819 herencias en vida, prácticamente tantas como todas las que había en todo el año antes de la reforma fiscal. De seguir esta tendencia, el 2018 se cerraría con un número récord: cerca de 30.000. Más del doble de la cifra que se registró, por ejemplo, en todo el 2015, antes de la modificación, cuando se superaron los 12.352 repartos en vida.

En las cifras que se maneja conviene hacer una distinción: una cosa son las autoliquidaciones presentadas, es decir, el número de beneficiarios, y otra el número de pactos sucesorios. Un causante puede tener varios herederos. De hecho, no es nada infrecuente.

Casi todos exentos de pagar

Desde que entró en vigor la rebaja del impuesto y hasta finales del 2017, es decir, durante dos años, la Axencia Tributaria Galega registró 111.559 autoliquidaciones de contribuyentes que no tuvieron que pagar ni un solo euro por recibir una herencia mortis causa. Aproximadamente, un 99 % de los gallegos están ahora exentos de tributación.

Según los datos facilitados por la Consellería de Facenda, la rebaja ha tenido un impacto considerable en los datos de recaudación autonómica. Por ejemplo, solo para este ejercicio 2018, la Administración autonómica prevé ingresar por el ISD una cifra de 125,2 millones de euros, mientras que la media en los cuatro años anteriores antes de la reforma era de 204,7 millones. Esto significa que Facenda recauda unos 80 millones menos que antes de que se introdujeran los cambios, unas cifras que cumplen lo que había estimado al rebajar el impuesto.

Tal y como consta en las previsiones de ingresos de las comunidades, Galicia es la cuarta que menos recibirá por el impuesto que grava las herencias, solo por detrás de Extremadura, Castilla-La Mancha y Murcia, según los datos que ha publicado el Ministerio de Hacienda.

Todo lo relacionado con las herencias suele suscitar una gran demanda de información ciudadana. Sobre todo porque no todas las comunidades autónomas tienen el mismo marco regulatorio. El País Vasco ha extendido a su territorio la posibilidad de que, como regla general, se fije una legítima que, en lugar de dos tercios, como sucede en el resto del Estado (salvo Cataluña, Aragón, Navarra, Baleares y Galicia, con derecho propio y por tanto modificable), se quede en una tercera parte. Este 33 % se puede distribuir libremente entre todo tipo de descendientes, lo que significa que una persona podría despojar a sus hijos de su parte legítima.

La comparación por territorios

En este punto existen diferencias relevantes en relación con el marco regulatorio vasco. En Galicia la libre disposición alcanza tres cuartas partes de una herencia, pero la cuarta parte restante sí tiene que distribuirse de forma equitativa entre los hijos. Es decir, el testador puede apartarlo de una gran parte del legado, igual que en el País Vasco, pero en el territorio gallego le tiene que dar en vida bienes o dinero suficiente para cubrir el valor de su parte correspondiente, algo que no ocurre allí.

13.000 gallegos tuvieron que renunciar a los legados en plena crisis

A pesar de la recuperación económica y del cambio fiscal en vigor desde enero del 2016, la renuncia a heredar no ha parado de crecer a lo largo de los últimos años. De hecho, el pasado 2017 se contabilizaron 2.449 casos, un 5,4 % más que en el ejercicio anterior, la cifra más alta desde el 2011, cuando hubo 1.051. Es decir, menos de la mitad que en la actualidad.

¿Cómo es posible que suceda esto con un mejor marco tributario y habiéndose dejado atrás lo peor de la crisis? En contra de la creencia generalizada, que solía atribuir esto a la dificultad para pagar los impuestos, la realidad es que, detrás de las renuncias, está la situación de quien lega los bienes. Se heredan los activos, pero también el pasivo, es decir, las deudas. Durante la prolongada recesión económica, hubo muchos ciudadanos que se endeudaron para afrontar pagos e incluso avalaron a sus empresas y a familiares. Sobre una vivienda que se herede puede pesar todavía una carga hipotecaria. Es decir, la persona receptora de los bienes podría encontrarse con problemas para saldar esas deudas. El hecho de que las renuncias sigan aumentando tiene que ver con esto, y evidencia, además, que las cenizas de la grave crisis económica siguen todavía humeantes. Han mejorado la producción del país y el empleo, pero las huellas de la recesión siguen visibles en muchos hogares.

Con todo, Ramón Varela, consultor fiscal e inspector de Hacienda en excedencia, recuerda que existe la figura de herencia a beneficio de inventario. Este mecanismo permite al heredero no tener que hacer frente a las deudas con su patrimonio, de forma que se protege ante la posibilidad de heredar obligaciones inesperadas. Las deudas se pagan única y exclusivamente con el patrimonio de la herencia. «Si heredas bienes por valor de cien y hay 80 de deuda, por ejemplo, te quedas con 20», explica Varela sobre un instrumento de derecho sucesorio válido cuando el activo es superior al pasivo.

El caso de los expatriados

En el caso gallego, para explicar las renuncias hay además otro factor: las herencias de fuera de la UE están exentas de las deducciones autonómicas. Esto afecta a hijos y nietos de gallegos en la diáspora, con bienes aquí, y a los que regresan y tienen propiedades fuera, en Brasil o Argentina. Galicia demanda que se corrija esta discriminación por la cantidad de personas que emigraron fuera de la UE, y detrás de esto podría estar también una parte de las renuncias a las herencias. Si mi padre fallece en Alemania y me deja un piso, no pago nada, pero si lo hace en Argentina, sí.

El Ministerio de Hacienda ya ha iniciado los trabajos para modificar la normativa para que todas las herencias, con independencia de dónde provengan, tributen con las correspondientes deducciones autonómicas. Esta es una demanda del propio Parlamento gallego, que se ha movido para promover el cambio.