Escotet denuncia una «intervención política» de Banesco para encubrir la crisis venezolana

Rubén Santamarta Vicente
rubén santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Banesco

El régimen de Maduro golpea al mayor banco del país en plena campaña electoral y ante un probable colapso financiero

05 may 2018 . Actualizado a las 17:16 h.

Juan Carlos Escotet aterrizó a mediodía en Caracas -media tarde en España- con un mandato claro: «He venido a responder, a trabajar por la liberación de mis compañeros. No se trata de una cuestión económica, es amor por el país y arraigo y agradecimiento. Estén seguros de que daré la batalla hasta el final».

El trabajo que le aguarda al empresario hispanovenezolano se antoja complicado por la gravísima crisis económica, política y social en que se encuentra Venezuela, y en un clima hostil a causa de las elecciones convocadas para el día 20. Un cóctel en el que encuadra Escotet la decisión tomada el jueves, de forma sorprendente, por el régimen de Maduro: la intervención durante 90 días de Banesco, su entidad en Venezuela. «Ha sido intervenido injustamente y por motivaciones políticas: es el primer banco de Venezuela, el más rentable, solvente y con mayor cuota de mercado. No hay razones financieras para ello», apuntaba antes de aterrizar en su país, sin saber exactamente qué se iba a encontrar. Finalmente, según la periodista venezolana Elyangélica González, Escotet fue recibido por un coche particular; nada de miembros del Gobierno, militares o jueces tras la intervención de Banesco y la detención de once altos cargos.

La detención, con hombres encapuchados. La imagen difundida por el periodista caraqueño José Rafael Ramírez recoge cómo en la reunión de la dirección de Banesco con la Superintendencia de Bancos (el regulador venezolano) aparecieron funcionarios de la Dirección de Contrainteligencia del Gobierno, algunos encapuchados, para proceder a su sorprendente detención.
La detención, con hombres encapuchados. La imagen difundida por el periodista caraqueño José Rafael Ramírez recoge cómo en la reunión de la dirección de Banesco con la Superintendencia de Bancos (el regulador venezolano) aparecieron funcionarios de la Dirección de Contrainteligencia del Gobierno, algunos encapuchados, para proceder a su sorprendente detención. José Rafael Ramírez

Uno de sus primeros mensajes ya en tierra fue este: «La intervención administrativa de Banesco tendrá una duración de 90 días. No es un proceso de estatización [nacionalización], por lo tanto, los accionistas de Banesco mantenemos la propiedad».

Llegada sin sobresaltos

Tras dejar la presidencia de Abanca en España -tampoco tiene ese cargo en sus otros bancos en Panamá, Estados Unidos o República Dominicana, una manera más de blindar a sus empresas-, Escotet se dispone a pasar una temporada en Caracas con varias metas. La más inmediata, la liberación de los directivos. La segunda, la vuelta al control privado de Banesco, ahora bajo mando de una junta administradora con una mujer del chavismo, Yomana Koteich Khatib, al frente. Y la tercera, evitar que este golpe del Gobierno de Maduro haga mella entre plantilla y clientes. «A mis compañeros les quiero decir que mantengan el ánimo en alto: son ustedes quienes han hecho posible este banco y mantener un servicio de calidad para 8 millones de clientes. A estos, que sigan en Banesco, ya que bajo mi propiedad o no siempre será el mejor garante de los depósitos», escribió en un largo discurso en Twitter unos minutos antes de llegar al país, procedente de Oporto.

«No se trata de una cuestión económica, es amor por el país y arraigo y agradecimiento. Estén seguros de que daré la batalla hasta el final»

Se ignoran los pasos que Escotet llevará a cabo, y las negociaciones pertinentes con la cúpula chavista, en un proceso con derivadas gallegas, por ser el dueño de Abanca (un banco totalmente independiente, controlado por el BCE), y porque la colectividad gallega en Venezuela es cliente preferente de Banesco.

Lo primero será averiguar qué hay detrás de las detenciones y de la intervención. Porque lo cierto es que, aunque Escotet y su empresa han estado siempre en el punto de mira del chavismo, la intervención es un paso muy grave del régimen. Y no parece casual. Primero, el país se encuentra al borde de un colapso financiero por la elevada inflación y medidas como añadir ceros a los billetes, algo que está provocando un caos en el sistema informático bancario (no caben los ceros en los ordenadores para dar una orden) que puede derivar en un colapso real de los sistemas de pago. Impensable en cualquier economía moderna. Segundo, hay elecciones en apenas dos semanas. En un clima de enorme descontento, señalar a Banesco como uno de los culpables del gran problema cambiario se antojaba fácil. Y así se hizo: en apenas 48 horas se llamó a declarar a los once directivos (con Óscar Doval, de raíces gallegas, al frente), se les puso delante de la Dirección de Contrainteligencia, acabaron detenidos y poco después se ordenó intervenir Banesco.

«El problema es la escasez de papel moneda. Y no lo origina ni promueve Banesco», dijo Escotet, que tiene claro que la intervención del banco está sirviendo como cortina de humo para tapar la grave crisis: «Este problema no se resuelve interviniendo al mayor banco y al principal operador de los medios de pago, pues este banco es el que más puede ayudar a resolver la delicada situación estructural que atravesamos. ¿No será esto lo que se quiere encubrir con estas decisiones?».

Xunta y Gobierno, tranquilos por el blindaje del banco en Galicia

m. s. d.

«A Xunta está en contacto permanente con Escotet, e foi informada en tempo real da crise de Banesco, ao igual que o Banco de España e o Banco Central Europeo», manifestó ayer el presidente de la Xunta, insistiendo en un mensaje claro: «Non existe risco de contaminación cara Abanca». Alberto Núñez Feijoo hizo además un llamamiento en defensa de los dos españoles detenidos. «Queremos que os dous directivos sexan tratados con garantías de presunción de inocencia», dijo. A la espera de acontecimientos, la Xunta dice comprender la decisión de Juan Carlos Escotet de apartarse de la presidencia de Abanca y trasladarse a Venezuela para afrontar personalmente la crisis. «Es un empresario inteligente, y si decidió que tenía que ir allí es porque vio la necesidad, entendió que la situación es grave», afirmó el vicepresidente Alfonso Rueda.

Desde el Ministerio de Economía la reacción es de tranquilidad respecto a Abanca, sin entrar en más valoraciones. El ministerio de Román Escolano no ve motivo de preocupación al entender que Abanca es una entidad privada e independiente, supervisada por el BCE y con todas las garantías de un banco europeo.

Por este motivo, ni el Banco de España ni las patronales AEB y CECA han considerado necesario pronunciarse al respecto.