Rubén Santamarta
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Pedro García Otero
El régimen de Nicolás Maduro tenía en su punto de mira, desde hace años, al principal banco privado del país, Banesco. Y ha dado un paso clave en su estrategia contra ese grupo: decidió nacionalizar la entidad después de que el fiscal general venezolano anunciara la detención del presidente del banco en Venezuela, Óscar Doval, de origen gallego, así como de diez de sus principales directivos, acusados de intervenir en el mercado de divisas para perjudicar a la economía de ese país.
La gravedad del asunto provocó que anoche, antes de que se conociera siquiera la intervención del Banesco y en una decisión extraordinaria, Juan Carlos Escotet, dueño de todo ese grupo -con divisiones en buena parte de América, España y Portugal-, decidiera «ausentarse temporalmente de sus funciones» como presidente de Abanca, la mayor entidad financiera de Galicia, de la que es también máximo accionista (tiene cerca del 90 % del capital). Ya advertía lo que podía pasar.