Sin vacuna contra la burocracia

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Ana Garcia

La tecnología ha generado una doble velocidad: al ciudadano se le exige una respuesta rápida, pero las Administraciones se siguen retrasando, no comparten información y perpetúan ineficiencias

29 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Rosa: «Tengo una incapacidad total y hace un año que espero que me llamen para la revisión médica de la minusvalía. Cada vez que voy a preguntar, me dicen que falta más tiempo, están llamando a los que se presentaron en octubre del 2016, yo solicité en junio del 2017... y no me dan ni fecha aproximada». Martín: «Estaba interesado en comprar un local de planta baja en Santiago, y me dirijo a Urbanismo para saber si el uso que pretendía era admisible. Me contestan que no es posible que yo hable con un técnico del servicio, sino que debo decir cuál es la consulta y esperar al jueves, que es cuando reciben a los ciudadanos. Formulada la cuestión, me explican que la agenda del técnico está completa y me dicen que debo esperar tres semanas. Puedo pedirlo por e-mail, lo hago, y no me contestan a lo que pregunto. Me decido a comprar el local sin garantías de uso, presento proyecto para licencia de obras... y llevo cuatro meses esperando».

Los dos casos recogidos en las líneas previas fueron enviados esta semana al buzón de reclamaciones de La Voz (quejas.administracion@lavoz.es) y son solo un par de ejemplos de cómo la burocracia, la carencia de medios (hay 5.000 empleados públicos menos que hace un lustro) y la falta de relación entre distintas Administraciones para compartir datos -fiscales, de residencia, médicos...- siguen ahogando los servicios públicos en Galicia.

Es una deficiencia prolongada en el tiempo que no ha logrado poner fin la implantación de las nuevas tecnologías. Y que se advierte desde la escala más cercana (la local) hasta los siguientes escalones (Xunta y Estado), en un proceso que ha derivado en una doble velocidad: al ciudadano se le exige una respuesta ágil y se le dan facilidades cuando tiene que pagar sus impuestos o sanciones, pero sigue teniendo que acudir varias veces a la ventanilla o al teléfono cuando requiere una respuesta satisfactoria de la Administración.

A esta situación se suma otra derivada: la falta de acceso de algunos ciudadanos -por falta de medios o de formación- a las nuevas tecnologías, a formularios que se ofrecen principalmente a través de Internet para, precisamente, salvar la burocracia.

Pago de impuestos y multas en un clic, pero más de un año para un vado o una plaza de minusválido

De la Administración más grande hasta el municipio más pequeño, y desde la reclamación más voluminosa hasta cuestiones básicas, muchos de los servicios públicos a los que acuden los ciudadanos se siguen enfrentando a problemas de retrasos, duplicidades, petición de nuevos datos... La respuesta a las quejas en la instancia más próxima, la local, lleva entre 15 días y cuatro meses, aunque algunos gobiernos locales se marquen plazos más cortos; los incumplen.

Esta es la situación de algunas actuaciones corrientes:

HACIENDA Y TRÁFICO

Pago instantáneo. Los servicios de Hacienda y de Tráfico son dos de los que más han evolucionado de cara al ciudadano, especialmente en la labor recaudatoria. Este mismo año, la Agencia Tributaria ha habilitado el pago de la declaración de la renta a través de una aplicación en el móvil, un sistema que permite contribuir a la gran operación fiscal con el Estado en cuestión de minutos. Sin embargo, la respuesta de esta Administración no es igual de ágil cuando se trata de pagar al ciudadano: el último ejercicio, el del 2017, lo acabó sin devolver a 25.000 declarantes gallegos unos 39 millones de euros. Una gran demora a pesar de las nuevas tecnologías y de las facilidades para pagar. Algo similar sucede con Tráfico: se facilitan vías para abonar las multas -se puede hacer de manera instantánea, y con ahorro-, pero no ha resuelto con la misma agilidad otros procedimientos más engorrosos.

EMPADRONAMIENTO

Al momento. Es uno de los mejores ejemplos de la doble velocidad de las Administraciones. En un momento de caída demográfica, los concellos facilitan la inscripción en su padrón únicamente con un recibo (de la luz, por ejemplo), y en el mismo día se da de alta al ciudadano. Y así, pasa a ser un contribuyente más. Es coincidente en todos los concellos consultados.

SERVICIOS SOCIALES

El gran agujero. Es el gran problema: el acceso a tiempo a servicios sociales. La falta de coordinación entre diferentes ámbitos -del local al autonómico- se detecta bien en esta área. Los concellos aprueban una prestación, pero luego tienen que trasladarla para una posterior valoración de la Xunta, que tendrá que aprobarla y devolverla. Pero hay, además, un caso de libro: la ley de dependencia, que en este caso la Administración estatal está incumpliendo sin penalización. Casi 12.000 gallegos siguen esperando por las ayudas, a pesar de que tienen reconocido su derecho.

VADOS

Desde varios meses hasta un año. El trámite corriente de solicitar un vado es una lotería dependiendo del concello. Por norma general se suele resolver en menos de un mes (Ferrol, Santiago, Lalín, Vilagarcía, Monforte...). Pero hay casos en los que, bien por falta de medios, bien por carencia de algún informe externo, se dilata bastantes meses más, pese a que el ciudadano ha cumplimentado todos los trámites, como sucede en Vigo o Pontevedra. En Lugo, un instituto público, As Mercedes, llegó a esperar casi dos años. En A Coruña hay casos que superan los 14 meses.

LICENCIAS DE OBRAS

Tres meses en áreas protegidas, hasta un año en otras zonas. Otro agujero negro. Las solicitudes de obras menores en los ayuntamientos gallegos se suelen resolver con celeridad -menos de un mes para un pintado o una pequeña actuación, y basta con un formulario y una comunicación previa-, pero en cuanto hay complicaciones o entran otras dependencias -Patrimonio, Augas de Galicia...- conviene sentarse. Un ejemplo: en el casco histórico de Santiago la espera media suele ser de tres meses. En Ourense hay un cuello de botella para obras mayores que supone aguardar un período similar. En Lugo se han presentado quejas porque el retraso llegaba a los 12 meses, y hasta a 24 en la zona rural.

PLAZAS DE MINUSVÁLIDO

Falta de coordinación para resolverlas. Es uno de los temas en los que se constata la falta de coordinación entre concellos y Xunta. En ayuntamientos como los de Vilagarcía o Vigo admiten que se puede llegar a esperar entre uno y dos años para acceder a una plaza de minusválido, bien porque el expediente no se responde desde Santiago, bien porque carecen de medios para tramitarlo.

Información elaborada con datos de las delegaciones de La Voz de Galicia