Marianne Helfer: «Ni Suiza ni España querían que los gallegos se quedaran»

ECONOMÍA

Mila Méndez

La emigración gallega nació como una relación con fecha de caducidad, según la experta en emigración

22 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Nunca llegaron aquí. Los gallegos vivieron en un paréntesis». Es una de las conclusiones que la antropóloga Marianne Helfer extrajo de su investigación Los retornados: una perspectiva biográfica sobre la emigración de retorno de Suiza a Galicia. La nueva fiscalidad helvética no es para ella un condicionante de peso a la hora de comprar el billete definitivo de vuelta. «La tradición gallega tiene una idea muy concreta de cómo debe de ser la biografía de su emigrante», asegura.

-¿Cómo se desarrolla la historia?

-El retorno es un elemento fundamental en el ideal del emigrante gallego: vivir para trabajar.

-¿Ninguno se saltó la regla?

-Sí, pero eran criticados. Los gallegos hacían distinciones entre ellos. Los emigrantes nunca cumplían con las expectativas de todos. También hoy.

-¿Se les exige mucho?

-Si no ahorras para una gran casa, eres un fracasado. Si la tienes y vuelves con tu buena pensión, eres «el suizo».

-Los gallegos vienen a trabajar. ¿No compensa seguir cuando se retiran?

-Las pensiones no son tan altas como parece y vivir aquí es mucho más caro que en Galicia. Pero no creo que ese sea el motivo más importante. Todos llegan sabiendo que un día se irán. Siempre es un plazo de tiempo corto que se alarga y alarga. Entrevisté a familias que venían para cinco años y acabaron aquí 40.

-¿Por qué aprieta las tuercas el fisco suizo a los que están aquí?

-La economía de este país no funciona sin extranjeros, pero Suiza nunca quiso que los españoles se quedaran. España tampoco tenía interés en perder el vínculo, por la entrada de divisas. Ahora sucede lo mismo.

-Pero muchos sí se integran...

-La integración se ha vuelto un tema obsesivo. Este año se pondrá en marcha la nueva ley de extranjería. Para alargar el permiso se hará un test de lengua. Mientras, crece la temporalidad y, sin trabajo fijo, no consigues la residencia. Para naturalizarte suizo tienes que estar mil años. Se niega la pertenencia.

-¿Echan de menos Suiza los retornados?

-Con los que hablé, sí. ¡Pero pocos vuelven de vacaciones! Tuvieron vidas complicadas, pero no todo fue sufrimiento, también había una parte de aventura.

-¿Además de ahorros, qué se llevaron los gallegos de Suiza?

-¡Muchos nombres! Mira que hay bares Berna en Galicia.

La Voz en Ginebra