«Necesitamos gente con oficios; hoy un soldador está muy cotizado»

Gabriel Lemos REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

MARCOS MÍGUEZ

El director de Adecco en Galicia, José Oreiro, advierte de la falta de perfiles cualificados para atender la demanda de las grandes industrias gallegas

30 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

José Oreiro (Carnota, 1981) es desde enero el director regional de Adecco en la zona noroeste (Galicia, Asturias y Castilla y León). Desde su experiencia en la empresa de recursos humanos -con una plantilla de 35 personas en sus oficinas gallegas, alguna de ellas en industrias tan potentes como PSA- advierte de la dificultad para encontrar ciertos perfiles profesionales y de la necesidad de que los centros formativos atiendan las necesidades de las empresas.

-¿Están notando un repunte de la contratación?

-Sí, la Semana Santa es uno de los momentos claves del año, junto a las vacaciones de verano o a la Navidad. El año pasado hubo un crecimiento del 10 % y este año vamos en esa línea. En Galicia, las cifras de contratación son superiores al año pasado, pero están muy concentradas en las grandes industrias. Es el caso de PSA, que estuvo muy contenida en los últimos años, pero ahora que ha empezado a tirar arrastra también a las auxiliares.

-Pero el empleo crece menos que en el resto de España, ¿por qué?

-No lo sé. Yo conozco el tejido empresarial gallego y a empresas como a nosotros nos cuesta encontrar determinados perfiles profesionales. Por eso me parece tan importante el tema de la formación. Hay un déficit de perfiles cualificados, a pesar de que en estos años nos hemos llenado la boca hablando de la importancia de la formación y de la necesidad de adecuar los perfiles profesionales a lo que buscan las empresas.

-¿Eso es responsabilidad del trabajador o del sistema educativo?

-No hemos estado del todo alineados en esa colaboración público-privada. En mi época de estudiante, me hubiese encantado que las empresas se acercaran para contarnos qué estaban buscando, pero tanto ellas como la universidad y la Administración han estado un poco de espaldas a esta realidad. Cada vez se está trabajando más en esta línea, y el avance de la tecnología hace que la universidad y la Administración se vayan dando cuenta de que quien marca el ritmo son las empresas. Pero sigue habiendo un déficit, porque tenemos muchos universitarios, pero algunos de ellos con carreras que no hemos sido capaces de orientar a lo que necesitan las empresas. La parte vocacional es importante, pero tiene que estar alineada con las salidas profesionales.

-Y hay un déficit de formación profesional...

-Sí, hemos estado más focalizados a trasladar a nuestros jóvenes lo importante que es tener estudios universitarios, pero hemos descuidado la formación profesional, y dentro de esos perfiles no solo nos piden ingenieros, sino también de formación profesional. Y oficios. Un soldador o un pintor de vehículos, por hablar de algunas de las profesiones que en Galicia son muy importantes por la industria de la automoción o el naval, está hoy muy cotizado.

-¿Y de dónde los sacan?

-Tenemos que fabricarlos, de ahí la importancia que le damos a la parte de la formación y nuestra cercanía con las escuelas profesionales y los centros educativos.

-Hay muchos jóvenes gallegos formados que tuvieron que emigrar para buscarse la vida, ¿cómo recuperar ese talento?

-Es uno de los grandes retos de la Administración, pero no lo tenemos sencillo. Porque, aunque los salarios han mejorado en Galicia, siguen muy lejos de la media nacional, estamos a la cola. Y no somos atractivos para que los jóvenes que se fueron a Suiza o a Alemania a trabajar vuelvan. Tenemos que crear un entorno para que esa gente retorne. Pero nadie tiene la varita mágica.

-Estamos en una fase de recuperación, pero la precariedad sigue en cifras récord. ¿Por qué hay cada vez más contratos de menos de una semana si se vende que la economía crece?

-Aún hay incertidumbre y las empresas quieren curarse en salud. Los contratos se hacen para cubrir picos de producción, sobre todo en sectores donde las planificaciones son muy ajustadas, como el textil. Pero una de cada tres personas que empieza con estos contratos acaba incorporándose a la plantilla. El trabajo temporal es una puerta de entrada a las empresas, un peaje.