¿Quién es el grafitero que acabó con su negocio?

La Voz

ECONOMÍA

María Pedreda

Si hay daños superiores a 400 euros puede ser un delito de daños con pena de multa de 6 a 24 meses

18 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

A plena luz del día, una tarde de sábado, un joven se sentó delante de una fachada de un edificio de la calle Panaderas de A Coruña y sacó varios aerosoles de pintura. No se le veía la cara. La tapaba con la amplia capucha de su sudadera gris oscura. Todo ocurría en la acera de la derecha subiendo hacia la Plaza de España. La gente pasaba. Le miraba, pero no le decía nada aunque se deducía lo que iba a ocurrir. Y ocurrió. El joven de veintitantos años cogió su bote de pintura y trazó un garabato, debajo del que dejó su firma. Lo narrado sucedió hace un año, pero se repite todos los días en toda Galicia. Hace escasamente una semana, comerciantes de la misma zona citada un poco más arriba abrían las puertas de sus locales sobrecogidos. Algún individuo había hecho pintadas con ácido en las fachadas y en los escaparates de sus negocios. Limpiarlas, advertían, supondría un desembolso no previsto en los gastos corrientes de su maltrecha actividad económica; y dar parte al seguro, explicaban, no tendría demasiado sentido porque deberían afrontar un aumento de las primas sin solucionar previamente el problema de base.

¿Y cuál es ese problema de base para que exista tal indefensión? ¿Por qué ningún político con responsabilidad en su cargo pone coto y freno a los vándalos que arruinan pequeñas empresas y que con su inactividad convierten en marginales y peligrosas calles de las zonas centro de las ciudades? Bastaría con aplicar la ley y activar la maquinaria de la Administración para perseguir a esos grafiteros que, lejos de conocer lo que es el arte, solo generan suciedad e inseguridad.

El abogado Pablo Arangüena explica que la legislación vigente establece que si hay daños superiores a 400 euros, o sea, si cuesta reparar la pintada más de 400 euros, puede ser un delito de daños con pena de multa de 6 a 24 meses. Suponiendo un promedio de sanción de 15 meses, al grafitero le pueden caer 2.700 euros. Si es menos grave, puede ser una simple sanción administrativa, que va de 100 a 600 euros; o un delito leve, que va de uno a tres meses de multa. Pero lo cierto es que la jurisprudencia no deja muy clara la delimitación entre la sanción administrativa y el delito leve, por lo que todo este asunto llama aún más la atención. Ante la inacción de los responsables públicos, los particulares sufridores de esta realidad encontraron una solución: contratar a un grafitero profesional para que haga un buen dibujo en la puerta de su garaje, por ejemplo. Saben que ningún vándalo garabateará encima. Sin embargo, esta fórmula no deja de ser una respuesta a una extorsión indirecta. ¿Qué harían ustedes si pillasen a estos gamberos? Yo, ponerlos a limpiar.