Galicia apenas capta el 0,4 % de la inversión extranjera en España

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

Fábrica de conservas Albo, en Vigo
Fábrica de conservas Albo, en Vigo Oscar Vazquez

Lo que ingresa es por la compra de firma, no para abrir fábricas

04 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La captación de inversión extranjera en Galicia sigue moviéndose en cifras insignificantes. Y es algo que viene sucediendo de forma casi constante a lo largo de los últimos años. Según datos del Ministerio de Economía e Industria, en el 2016 la comunidad apenas atrajo 118,2 millones, una cifra algo superior a la de los dos años anteriores, pero inferior a la lograda en plena crisis, entre el 2011 y el 2013. Esa cantidad apenas es el 0,48 % del total captado por España, casi 24.500 millones de euros. En los tres primeros trimestres del pasado año, último dato disponible, Galicia recibió apenas 90 millones de 16.417; es decir, el 0,5 %, proporción raquítica.

El principal problema es que la escasa inversión captada no es para abrir nuevos procesos productivos que fijen industria y generen empleo. Al contrario, se dirige hacia la adquisición de empresas ya existentes. Y en los últimos años China ha sido el gran protagonista. Lo fue en el 2015, con la adquisición en un proceso sucesivo de compra de los astilleros del grupo Rodman por parte de China Sonangol. Y volvió a ocurrir en el 2016 tras la adquisición, por 61 millones de euros, de la conservera Albo por parte de Shanghai Kaichuang Ocean Resources, grupo que espera con esta compra consolidarse en el mercado europeo.

«Las otras dos operaciones con cierta relevancia fueron una inversión de 16 millones en el comercio de madera y materiales de construcción de origen portugués, y otra de casi 9 millones en el sector audiovisual gallego procedente de Francia», recuerda el último informe sobre la economía gallega elaborado por Afundación, que gestiona la obra social de Abanca.

Mientras Galicia se mueve en cifras insignificantes de captación de inversiones, en el norte de Portugal sucede lo contrario. Para comprender por qué ocurre esto basta recurrir al último informe Doing Business, elaborado por el Banco Mundial a instancias del Gobierno español. En ese trabajo del 2015, en el que se analizaba la regulación autonómica, Galicia es la comunidad con peor puntuación global para hacer negocios, con 62,1 puntos. Y está a la cola en la obtención de permisos de construcción, de electricidad y en los trámites en los registros de propiedades.

Incentivos gallegos

La Xunta aprobó recientemente una Lei de Fomento Empresarial para reducir burocracia, agilizar los procesos y mejorar la fiscalidad local. Y todo con un objetivo: contrarrestar la competencia del norte de Portugal, que está logrando captar inversiones y proyectos empresariales, en detrimento de Galicia. «Se trata de simplificar, liberalizar y potenciar», resumió el conselleiro Francisco Conde en la Cámara gallega cuando defendió una propuesta legal cuestionada por los grupos de la oposición. La Xunta quiere facilitar la obtención de suelo empresarial e impulsar las rebajas fiscales a nivel local. El tiempo permitirá valorar cuál es el impacto real de esta nueva regulación en la captación de inversiones.

El hecho de que Galicia sea un territorio poco atractivo a ojos de los inversores extranjeros también tiene que ver con aspectos de competitividad. Por ejemplo, no ayudan la dispersión aeroportuaria y portuaria ni la conexión ferroviaria de mercancías con las plataformas logísticas, situadas en Zaragoza. Por último, la comunidad está lejos de las regiones con una economía más competitiva. Lo que se ha avanzado ha sido por la reducción de los costes laborales.

En relación a Europa

En el último informe de competitividad publicado por la Comisión Europea, en el que se analizan 263 regiones, no se traza un diagnóstico muy alentador. En el año 2010 el indicador estaba en 45 (en escala de 100), y hoy se sitúa en el 36,6. La media de la UE alcanza el 55.