La gigantesca factura de la parcelaria

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

José Pardo

En Galicia hay concentradas casi 416.504 hectáreas que han supuesto un coste medio cada una de 3.000 euros para las arcas autonómicas, lo que eleva a 1.200 millones el gasto desde los ochenta

13 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las concentraciones parcelarias, pensadas para romper el minifundismo y facilitar el despegue económico del medio rural, han sido procesos largos, muy largos, pero sobre todo muy costosos. En la comunidad gallega hay ahora concentradas casi 416.504 hectáreas. Los estudios apuntan a que cada hectárea, de media, les supone a las arcas públicas unos 3.000 euros, lo que significa que las reestructuraciones de tierras le han costado a la Administración gallega unos 1.200 millones de euros desde los años ochenta.

Una cifra nada despreciable, sobre todo si se tiene en cuenta que muchos de los terrenos se concentraron para no tener después una utilidad ni agraria ni forestal. De ahí los cambios normativos de la Xunta, en el 2015, y de estrategia para priorizar las concentraciones en zonas de alta demanda. «A maioría das concentracións viñan da época de Fraga e foron caras, sobre todo polas vías de camiños», recuerda el profesor Edelmiro López.

Concebida como una estrategia para acabar con la elevada fragmentación de la tierra y lograr explotaciones económicamente más viables, la parcelaria ha estado en el centro de la polémica. El propio Consello Económico e Social publicó, hace más de tres lustros, un informe demoledor en el que cuestionaba la lentitud y la finalidad del proceso. El trabajo versaba sobre la política de concentración llevada a cabo durante los noventa en Galicia. Tanto fue así que, tiempo después, la propia Xunta de Fraga intentó poner en marcha una iniciativa para poder expropiar las tierras sin uso que hubiesen sido objeto de una concentración.

Uno de los ejemplos más paradigmáticos de la lentitud y el coste de las parcelarias fue el proceso de reestructuración de las zonas de Mandiá, Esmelle, Covas y Marmancón (Ferrol), una concentración que se inició en 1980 para juntar 2.043 hectáreas con 22.957 parcelas propiedad de más de 2.000 vecinos, y que englobaba 5.000 hectáreas. En el 2010, tres decenios después de haber empezado, seguía sin finalizar. El Tribunal Superior de Xustiza llegó a desestimar el recurso de los afectados por la concentración parcelaria culpándolos a ellos del retraso y exculpando a la Xunta. El acuerdo se firmó en el 2015.

Desde que se iniciaron las concentraciones, en Galicia ha habido más de mil reestructuraciones, con 4,1 millones de parcelas y casi 430.000 propietarios. Quedan 128 procesos abiertos que la Xunta espera cerrar esta legislatura.