Y es que en todos los círculos económicos se da por hecho que el nombre que España pondrá sobre la mesa para ocupar esa silla a la derecha de Mario Draghi será el del actual ministro de Economía, Luis de Guindos, aunque la confirmación oficial se podría demorar hasta el próximo miércoles, cuando vence el plazo para presentar las candidaturas. Como para Méndez de Vigo su salida solo supondría una simple «sustitución», no habría contradicción con el deseo manifestado por Rajoy de no provocar una crisis de Gobierno.
A la espera de que se confirmen sus aspiraciones al cargo, De Guindos obtuvo ayer un nuevo respaldo en la carrera. El aval le llegó del presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, para quien el ministro de Economía «es un gran profesional», por lo que vería «estupendo» que optase a la vicepresidencia del BCE. Un nombramiento que, admite, sería «importante» para la entidad. Antes que Oliu, también la presidenta de Santander, Ana Botín, remarcó esta semana que el nombramiento de De Guindos sería «una gran noticia», mientras que su homólogo del BBVA, Francisco González, remarcó que España merece más representación en las instituciones europeas.