El gasoil se encareció el año pasado en Galicia un 13 %, y en España, un 9 %

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

MARTINA MISER

La comunidad se consolida con el carburante más prohibitivo de la Península

24 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Por hache o por be, los gallegos son los que más dinero se dejan en las estaciones de servicio al llenar el depósito de su coche. Porque los carburantes de automoción que se vendieron en la comunidad repitieron el año pasado como los más caros de toda la España peninsular. En el caso del gasoil, solo en Baleares fue todavía más prohibitivo y, en el de la gasolina, Galicia fue tercera tras esa comunidad insular y la vecina Asturias. Esta misma cantinela suena desde el 2014, coincidiendo con un incremento del tramo autonómico del impuesto de hidrocarburos hasta el tipo máximo permitido por el Ministerio de Hacienda (4,8 céntimos por litro) a las comunidades. La Xunta niega que sea esa la razón de la escalada de precios y apunta a la falta de competencia en el sector.

Tal puesto de honor en el ránking es fácilmente comprobable buceando en los informes mensuales de precios de los combustibles elaborados por el Ministerio de Energía y que lucen colgados en su página web. De ahí se extrae que, el año pasado, el litro de gasoil se expendió aquí a una media anual de 1,13 euros (un 3,6 % más que en el resto del país). Y también que ese precio fue un nada despreciable 13 % superior al del 2016, frente al 9 % de incremento registrado de media en España.

El litro de gasolina se comportó algo mejor. Así, en Galicia se comercializó a 1,24 euros, un 2,5 % más caro que en el resto de las comunidades, y un 6 % por encima del precio medio anotado en el 2016. Ese porcentaje se aproxima bastante al 5,2 % de aumento a nivel nacional.

Adiós a dos años a la baja

Definitivamente, el 2017 rompió la tendencia bajista de los dos años anteriores, cuando los carburantes experimentaron un descenso arrastrados por la crisis del petróleo. De hecho, en el 2016, el litro de gasoil -el combustible más consumido por el parque móvil- se vendió por debajo de 1 euro durante los meses de enero y febrero incluso en Galicia.

Los precios del 2017 se parecen más a los registrados dos años antes. En el 2015, el litro de gasolina se vendió de media en la comunidad a 1,25 euros; y el de gasoil, a 1,14. Fueron todo un alivio para los consumidores gallegos, que sufrieron un 2014 prohibitivo para los bolsillos. Durante ese ejercicio, el coste medio del litro de gasolina fue de 1,39 euros; el del gasoil, de 1,33. Comparado con ese año, el 2017 fue casi un paraíso.

El mapa fiscal no se mueve y seis comunidades gravan lo máximo

El 1 de enero no ha traído cambios al mapa fiscal autonómico sobre la aplicación del impuesto de hidrocarburos. Este tributo es estatal y, por tanto, lo recauda el Ministerio de Hacienda. Pero Cristóbal Montoro deja en manos de las comunidades gravar o no los carburantes. Si lo hacen, el máximo permitido por litro es de 4,8 céntimos de euro. Galicia es una de las seis autonomías que aplican ese tope, tanto a la gasolina como al gasoil, y lo hace desde el 2014. Aunque a los transportistas profesionales se les concede una devolución del tributo. En ese mismo grupo de comunidades están Castilla-La Mancha, Andalucía, Murcia, Valencia y Cataluña. Asturias, única comunidad peninsular que vende la gasolina más cara, grava este combustible con esos 4,8 céntimos; el gasoil, con 4.

En ese equipo estaba la vecina Castilla y León, pero decidió derogar el tramo autonómico del impuesto en el 2016 y no lo aplica desde enero del 2017. Tampoco gravan los carburantes Cantabria, el País Vasco, La Rioja y Navarra. Madrid, Extremadura y Aragón aplican tipos inferiores al máximo permitido.

La mitad del depósito, impuestos

Estos impuestos, a los que hay que sumar el IVA, se comen la mitad del dinero que el consumidor se deja en la estación de servicio al repostar. Según datos de la patronal petrolera AOP, en diciembre pasado la presión fiscal en el litro de gasolina representó un 53 %; y en el de gasoil, un 48 %. Los costes de los combustibles suponen en torno a un tercio del precio final. El resto son gastos de distribución (un 14 %) y el margen bruto mayorista (2 %).