Galicia sigue a vueltas con un Plan Forestal 26 años después de aprobar el que incumplió

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

CARLOS LAGO

La Xunta y el sector coinciden en la necesidad de una estrategia, pero discrepan en el diseño

20 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Han pasado muchos años, pero Galicia tuvo en su día un plan forestal que el tiempo fue arrinconando. Tal vez muchos ni lo recuerden. Se aprobó en 1992, en la primera legislatura de Fraga, con el respaldo de todas las fuerzas políticas y una vigencia de 40 años. Por unas razones u otras, tal y como sucede con la mayoría de los planes que se presentan con toda clase de honores, se quedó en papel mojado.

Consciente de que el monte gallego está infrautilizado y de que es un sector estratégico y clave para dinamizar un rural lastrado por las crisis de la actividades tradicionales, Feijoo quiere sacar otro adelante. La Xunta quiere ir rápido porque entiende que es una cuestión de máxima prioridad, pero el sector rechaza las prisas y advierte de que faltan cosas. Muchas cosas. Por ejemplo, un inventario actualizado de los recursos que se tiene en el monte, algo de lo que se carece, según el sector; medidas fiscales y económicas que incentiven la agrupación de parcelas, una condición indispensable para romper con el minifundismo de la propiedad, lo que lastra la rentabilidad de la explotación. O algo tan simple como que un plan para décadas cuente con el respaldo de todas las fuerzas políticas para evitar que un cambio de Gobierno lo haga tambalearse.

Un tercio del bosque gallego es improductivo, el doble que en Austria o en Suecia Más allá de las discrepancias en los plazos y en el contenido, algo que quizá el tiempo irá solventando, lo cierto es que tanto el Gobierno gallego como la cadena de valor coinciden en lo sustancial: hace falta una estrategia. Galicia es una potencia forestal, pero podría serlo mucho más. Es líder en producción y exportación de madera. Su sector, que genera el 3,5 % del PIB, tiene 3.000 empresas y da empleo a 75.000 personas. Y todo ello en una comunidad donde el 33 % del bosque es improductivo, porcentaje muy superior al de Finlandia (12 %), Austria (14 %), Suecia (18 % ) o Estados Unidos (21 %).

«En Galicia son necesarias medidas para aprovechar mejor el monte y resituar a esta comunidad a la altura de otras potencias mundiales. Algunas de esas medidas están en un estudio ya publicado de la Asociación de Becarios de la Fundación Barrié del año 2013», apunta Fernando González Laxe, expresidente de la Xunta y catedrático de Economía Aplicada.

En la necesaria hoja de ruta hay muchos deberes: romper la estructura minifundista o mejorar el conocimiento de la propiedad. Es decir, de quién es el monte. La información catastral es deficiente. También hacen falta medidas fiscales, atraer inversión privada, generar innovación y transferir conocimiento. Y, según el sector, un modelo más transparente: es decir, establecer una nítida separación entre la estructura administrativa que se dedica a los incendios y la que se encarga de la ordenación y gestión forestal.

«Queremos un marco estable y a largo plazo para toda la sociedad, que otorgue seguridad jurídica al inversor, y que no suceda como con otros planes, como el eólico o acuícola», precisa Manual Iglesias, presidente del Clúster da Madeira de Galicia. A su modo de ver, la comunidad precisa un plan que también conjugue la sostenibilidad social y ambiental, como pide la Xunta. Pero, en cualquier caso, Iglesias recuerda que la única forma de que el propietario forestal se implique y cuide su medio de vida es que se genere valor.