Galicia solo tiene 1,29 cotizantes por jubilado pese a la mejora del empleo

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

ROI FERNÁNDEZ

Ourense es la única provincia española con más pensionistas que afiliados

30 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La mejora económica ha traído consigo la ansiada recuperación del empleo, pero esta es todavía insuficiente para contrarrestar el poderoso efecto de la crisis demográfica. Hace un año, en Galicia había solo 1,27 cotizantes a la Seguridad Social por jubilado, una proporción que ha mejorado algo, pero no lo deseable: según los últimos datos actualizados por la Administración central, en la comunidad gallega hay ahora 1,29 personas que aportan a la caja por cada beneficiario de pensiones. Es decir, una cifra muy similar pese a la mayor creación de empleo. Esto evidencia el profundo envejecimiento de la sociedad gallega, donde hay cada vez más personas que, por edad, dejan de aportar al sistema para beneficiarse de él.

Esto es especialmente visible en Ourense, que es la única provincia española con más pensionistas que afiliados. Según los datos del Ministerio de Empleo, en Ourense se pagan todos los meses 109.086 pensiones, de las que más de 68.000 son de jubilación. En contraste con esta cifra, en la provincia hay 102.264 ocupados, lo que supone que los pensionistas representan un 106 % del número de afiliados a la Seguridad Social.

Lo más llamativo es que la segunda provincia del ránking es Lugo, ya cada vez más cerca de superar ese umbral. De hecho, su ratio está en el 97 %. Si se analizan los datos del Gobierno, se llega a una conclusión desalentadora: en el ránking de las diez provincias españolas con una peor proporción entre cotizantes y pensionistas se encuentran las cuatro gallegas. Si Ourense y Lugo son la primera y la segunda, Pontevedra y A Coruña son la séptima y la octava: en ambas el número de pensionistas representa el 70 % del número de ocupados. Los últimos datos de la Enquisa Estrutural a Fogares, elaborada por el Instituto Galego de Estadítica (IGE), muestran el efecto de la crisis demográfica, y cómo esta azota con más intensidad a la Galicia interior. Según el último balance, actualizado al 2016 y hecho público ayer, el 50,47 % de los ingresos de los hogares gallegos proceden del trabajo por cuenta ajena, el 10,49 % del que se realiza por cuenta propia, el 36,02 % de prestaciones y el 3,02 % restante de rentas y otros ingresos.

Desequilibrio territorial

A Coruña y Pontevedra son las provincias con mayores porcentajes de ingresos provenientes del trabajo (62,42 % y 62,59 %, respectivamente) mientras que Lugo y Ourense son las que cuentan con mayores porcentajes de ingresos procedentes de prestaciones (39,43 y 43,08 %). Es decir, hay una mayor proporción de jubilados. La radiografía que traza el IGE sobre la situación de los hogares vuelve a dibujar una Galicia con luces y sombras, donde hay variables que mejoran y otras que muestran que tenemos una sociedad cada vez más desigual a pesar de la recuperación.

El ingreso medio de los hogares gallegos aumentó un 4 % en el 2016 hasta situarse en los 2.007 euros, y es la primera vez que supera ese umbral desde el año 2009, justo después de estallar la crisis económica. El número de hogares gallegos que llegan con dificultad a fin de mes se redujo 3,2 puntos en el 2016, aunque todavía supone el 49,5 % del total, según la Xunta. Se trata del mejor dato desde antes del inicio de la crisis y es el segundo año consecutivo que baja, lo que refleja el impacto de la recuperación. El estudio del IGE revela que la tasa de riesgo de pobreza bajó 2,2 puntos en el 2016, hasta el 20,3 % (uno de cada cinco), mientras que el número de hogares con carencia material severa también descendió, del 6,6 al 5,3 % del total.

Los pensionistas pierden casi un punto de poder de compra al cerrar la inflación en el 1,2 %

l. p.

Lo que era un secreto a voces se ha convertido ya en anuncio oficial. Las pensiones se revalorizarán un 0,25 % el 1 de enero. Así lo aprobó ayer el último Consejo de Ministros del año. De esta forma, por quinto ejercicio consecutivo, los jubilados tendrán la subida mínima establecida por ley, que desde la última reforma del 2013, cuando entró en vigor el nuevo índice de revalorización, que las desvinculó de la evolución de los precios, es del 0,25 %.

De momento, este año los pensionistas pierden casi un punto porcentual de poder adquisitivo (concretamente 0,95 puntos), puesto que el IPC de diciembre se situó en el 1,2 %, según el dato adelantado publicado ayer por el INE. Y eso que la inflación cerró el año con la tasa más baja de los últimos doce meses.

De cualquier forma, los mayores ven cómo, por segundo ejercicio consecutivo, son un poco más pobres, pues del 2014 al 2016, también con una revalorización del 0,25 %, no perdieron capacidad de compra gracias a unas tasas de inflación negativas. Sin embargo, a la pérdida de 1,45 puntos de capacidad de compra en el 2016, se suma ahora este 0,95, por lo que en apenas dos años acumulan un descenso de 2,4 puntos de poder adquisitivo. De igual manera, los funcionarios perdieron este año 0,2 puntos de capacidad de compra, pues les subieron el sueldo un 1 %.

Si se toma como referencia la inflación media anual, la pérdida todavía sería mayor, puesto que se sitúa en tasas cercanas al 2%.