El regulador cifra en 1.000 las reses de Rubia Gallega bajo sospecha

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

ECONOMÍA

ALBERTO LÓPEZ

Dice que gran parte de los casos dudosos que se han detectado se deben a errores de identificación de las muestras de sangre

28 dic 2017 . Actualizado a las 17:55 h.

La Asociación de Criadores de Raza Rubia Gallega (Acruga) cifra en mil los ejemplares que «de forma provisional» han sido excluidos del libro genealógico de la raza por las dudas sobre su procedencia. En ese registro hay cerca de 40.000 cabezas inscritas. El documento solo recoge los ejemplares de rubia gallega que cumplen los estándares que marca la normativa de razas puras.

Acruga explica que las irregularidades saltaron a la luz en los controles de filiación que se realizan para detectar cruces y eliminarlos del libro. Insiste en que todas las reses que ha subastado cumplen rigurosamente con la filiación, y asegura que la suspensión de la puja prevista para el pasado 22 de diciembre se produjo porque los animales del centro de recría de la Granja Gayoso Castro han sido inmovilizados temporalmente tras detectarse en las pruebas de saneamiento «un resultado dudoso».

Pruebas de paternidad

La asociación que preside César Dorado argumenta que los test de paternidad que se realizan a las reses han existido siempre y que en los últimos años se han intensificado.

En cuanto al destino de los ejemplares retirados del libro, explica: «Los machos con filiación incompatible o dudosa quedan temporalmente suspendidos hasta que se aclare quiénes son sus progenitores; mientras que, en el caso de las hembras, estas pasan a formar parte de un registro auxiliar». Según puntualizan, son animales «que aún encontrándose dentro del prototipo racial, no se ha podido comprobar, a partir de las muestras de sangre, que son hijos de los progenitores declarados en la genealogía». Estos ejemplares serán sometidos a más pruebas que implican nuevas extracciones de muestras de sangre, pelo, tejido o semen. Todo ello con el fin de averiguar cuáles son sus progenitores y si estos figuran «entre los animales inscritos en el libro genealógico». Eso sí, Acruga niega rotundamente que incumplan los estándares de la raza. Según el regulador, su personal está «trabajando intensamente para poder aclarar los casos dudosos» y asegura que en su mayoría son «errores de identificación de las muestras tomadas o errores de asignación de padres en las declaraciones de nacimiento, así como también animales procedentes de partos gemelares, en cuyo caso las muestras de sangre no determinan filiaciones correctas».

Medio Rural no ha querido pronunciarse sobre el asunto, limitándose a señalar que el técnico que se encarga de las razas está de vacaciones y que no volverá hasta la semana que viene.

La directora xeral de Gandería, Belén do Campo, aseguraba en agosto en una entrevista en la revista de Acruga: «A Consellería tivo coñecemento dos últimos informes emitidos polos inspectores da raza, [...] e contémplaos con certa preocupación, xa que estes informes non están sendo todo o favorables que sería desexable». «Neste sentido sería fundamental que Acruga abordase con decisión os problemas detectados, aplicando unha visión técnica á xestión da raza, e corrixindo inmediatamente as deficiencias observadas na xestión do libro e dos programas de mellora», abundaba en la entrevista Do Campo.