-¿Qué supuso la entrada de Portobello en el capital de Trison?
-Nos aportó muchas capacidades: visión estratégica, nos ayuda en la parte de internacionalización de la compañía y, lógicamente, nos da una fortaleza económica para afrontar el crecimiento.
-Para ganar tamaño y abrirse a nuevos sectores, ¿se plantean comprar alguna empresa?
-Somos una compañía que va a crecer y estamos abiertos a hacerlo de forma orgánica e inorgánica.
-Ese mejora de los resultados, ¿cómo repercute en el empleo?
-En los últimos meses ha entrado mucha gente en la empresa. Cuando abrió, en 1999, eran 4 personas, y solo en lo que va de año se han incorporado 52. Es un crecimiento importante, porque el hecho de querer proyectarse más a nivel internacional exige también más recursos humanos.
-Hablamos de empleo cualificado, con un fuerte componente técnico, ¿es fácil encontrar esos perfiles en Galicia?
-No diría que fácil, porque en general es difícil encontrar gente muy buena, en cualquier parte del mundo. Pero aquí se ha generado un ecosistema que hace que seamos capaces de dar con los perfiles que buscamos. Además, como somos una empresa internacional y buscamos gente que además de capacitación técnica tenga idiomas, nos estamos encontrando con gente que trabaja en el Reino Unido y quieren volver a Galicia, es una oportunidad para ellos y para nosotros.
-El grueso de su producción se realiza en el extranjero, pero están empezando a relocalizar parte de esos procesos de fabricación, ¿por qué?
-Es una consecuencia de la agilidad con la que funciona esta empresa, que necesitamos también en la cadena de suministro. Tener proveedores en Galicia te da mucha más flexibilidad, porque quitas los tiempos de transporte, y el tejido industrial responde a nuestras expectativas, por lo que cada vez hacemos más cosas aquí. Además, a nivel de precio empieza a ser competitivo, porque muchas de las cosas que fabricamos las hace una máquina, por lo que el coste es el mismo pongas esa máquina en China o en Galicia.