El milagro del brillante ministro portugués que mandará sobre la economía del euro

begoña íñiguez LISBOA / CORRESPONSAL

ECONOMÍA

ED

Su profesionalidad, la diplomacia, su capacidad de comunicación y su don para las lenguas son las grandes armas de Mário Centeno

06 dic 2017 . Actualizado a las 09:48 h.

Los éxitos logrados por el próximo presidente del Eurogrupo, el portugués Mário Centeno (Olhão, 1966), en apenas dos años como ministro de Finanzas son definidos por algunos analistas internacionales como el milagro económico de Centeno, del que todos quieren conocer la fórmula. Para otros es una grata e interesante sorpresa con la que nadie contaba en Bruselas, en el complicado mundo de los mercados, e incluso en Portugal, cuando accedió al cargo a finales de noviembre del 2015.

Dotado de gran capacidad de trabajo y rodeado de un excelente equipo de colaboradores, lo primero que hizo Centeno, tras hacerse público su nombramiento, fue confirmar que compaginará el cargo de titular de Finanzas en Lisboa con el de máximo responsable del Eurogrupo. ¿Cómo? «Viajando, trabajando mucho más y rodeado de los mejores, que me seguirán acompañando en esta nueva etapa, dentro y fuera de Portugal», respondió.

El brillante economista y profesor universitario, doctorado en la prestigiosa Universidad de Harvard, fue el autor del programa electoral del primer ministro portugués, el socialista António Costa, es su brazo derecho en el Ejecutivo y artífice del éxito de su alianza de izquierda gubernamental, sustentada gracias a los apoyos del Partido Comunista y del Bloco de Esquerda.

A finales del 2015, nadie en Bruselas daba un duro por Costa y su Gobierno de las izquierdas, denominado popularmente Geringonça. Las grandes economías europeas, sobre todo Alemania, Francia y el Reino Unido, miraban entonces a Portugal con mucho recelo y desconfianza, exigiendo y mandando continuos recados a Lisboa para que cumpliese tanto con el objetivo de déficit como con el de crecimiento económico y el pago de los intereses del rescate. El motivo no era otro que un Ejecutivo socialista minoritario, en un país del sur de Europa recién rescatado, apoyado por los comunistas y por el Bloco de Esquerda. Un cóctel que creaba un gran temor entre los socios comunitarios, que dudaban de que Portugal llegase a cumplir con sus compromisos internacionales.

Las armas de Centeno

Con paso firme y seguro, Mário Centeno ha sabido desplegar con eficacia en Bruselas sus mejores armas: la profesionalidad, la diplomacia, su atractiva sonrisa, su capacidad de comunicación y su don para las lenguas. Su gran aliado fue el ministro español Luis de Guindos, con el que creó un frente común que ha dado resultados para los dos países. Poco a poco llegarían, sin prisa, pero sin pausa, buenos datos económicos: reducción del déficit público, cumplimiento de los objetivos de Bruselas, retirada de Portugal de los países con deuda excesiva y, por fin, hace unos meses, se comenzó a hablar del economista luso como candidato a presidir el Eurogrupo.

Una vez más, la diplomacia portuguesa ha desplegado todas sus armas con eficacia, para lograr el apoyo de las cuatro grandes economías europeas. Lo mismo ocurrió en el 2004 con José Manuel Durão Barroso para que presidiera la Comisión Europea; el año pasado con Antonio Guterres, para que fuera elegido secretario general de la ONU; y ahora con Centeno. Aunque sin la confianza depositada en él por su jefe, António Costa, sin su buen hacer como titular de Finanzas y sin el respaldo de sus compañeros del Eurogrupo, Centeno no hubiera llegado tan alto en tan poco tiempo.