Analizando en profundidad las medidas de la reforma urgente de la ley de autónomos, nos damos cuenta de que este colectivo sigue siendo el gran olvidado en el mercado laboral y en la economía española. Resulta que es tan urgente que se lleva hablando de ella desde primavera, se publica hace un mes, pero la mayoría de las medidas no entran en vigor hasta el 1 de enero del 2018. Esto ha provocado que muchas personas que iban a iniciar su actividad a lo largo del segundo semestre del año hayan decidido posponer su inicio a enero para poder acogerse a la cuota de 50 euros durante más tiempo.
Estas medidas suponen una pequeña ayuda, pero no nos olvidemos que todos los autónomos societarios quedan fuera de las medidas, como si tener una S. L. significase tener una capacidad económica muy superior.
Se reducen los recargos por ingreso fuera de plazo de las cuotas de autónomos y seguridad social de un 20 % al 10 % en el primer mes. En mi opinión esto no es una ayuda, es reducir solo un poco el abuso al que estamos sometidos el colectivo.
Por otro lado, están las mejoras de posibilidad de darse de alta y baja hasta tres veces al año cotizando solo por los días de alta. Estas medidas están bien, pero no favorecen la estabilidad de los autónomos. En todo caso, es un incentivo para que las actividades esporádicas de autónomos florezcan.
Respecto a los gastos deducibles, el que permitan incluir una dieta es un gran avance. Pero, sin duda, en donde hay más polémica es en los gastos del domicilio afecto a una actividad, ya que ahora se pueden deducir solo un 30 % de los gastos, pero en proporción a los metros cuadrados.
En mi opinión, si se facilitase de verdad la contratación por parte de los tres millones de valientes que luchan a diario para sacar su negocio adelante, acabaríamos de golpe con la mitad del desempleo. Y eso sí sería un gran avance.