La falta de trabajo le costó el pasado año a Navantia 120 millones de euros

Beatriz García Couce
beatriz couce FERROL / LA VOZ

ECONOMÍA

JOSE PARDO

Los astilleros precisan de nuevos encargos para sustentar su plan de futuro

19 sep 2017 . Actualizado a las 11:40 h.

Pasados los años más duros del desplome de pedidos en el sector naval público (2012-2014), Navantia ha vuelto a cerrar encargos que han puesto en marcha las máquinas de sus naves y a sus gradas han vuelto los buques. Pero los contratos logrados aún son insuficientes para garantizar ocupación para todos sus trabajadores, generar ingresos que enderecen sus cuentas y acabar con uno de sus principales lastres: la subactividad. Esto es, el coste económico que le supone a la empresa que preside Esteban García Vilasánchez la ausencia de tareas para su plantilla, que el año pasado alcanzó los 120 millones de euros, según fuentes de la empresa.

Pero además de no disponer de carga de trabajo suficiente, los astilleros públicos padecen fuertes desequilibrios en sus gremios, de forma que tienen que recurrir a personal de empresas auxiliares pese a contar con especialistas en otras materias sin ocupación alguna. Es una de las consecuencias de los planes de reestructuración de las factorías realizados en las últimas décadas, gran parte de los cuales se llevaron a cabo sin dar entrada a nuevos operarios.

En estos momentos, en la factoría ferrolana se fabrica un buque de acción marítima (BAM) para la Armada española y ha comenzado la fabricación del primero de los dos buques de aprovisionamiento en combate para la Marina de Australia. En la antigua Astano se producen las 42 jackets -estructuras que sustentan los aerogeneradores en el mar- para el parque eólico marino de East Anglia One que promueve Iberdrola en la costa este del Reino Unido, y también de la ría salen los bloques de mayor complejidad de los petroleros que se construyen en la factoría de Puerto Real (Cádiz) para la naviera vasca Ondimar.

Unos 1.450 operarios auxiliares

No obstante, esas obras, junto al trabajo en la división de reparaciones, no son suficientes para mantener a toda la plantilla (2.200 empleados directos) con faena. Las obras ocupan actualmente a cerca de 1.450 operarios auxiliares, muy lejos de los cerca de 4.000 que llegaron a atravesar las plantas de Ferrol y Fene a finales de la primera década de este siglo. Navantia sostiene que, en los últimos cinco años, ha tenido una subactividad de instalaciones superior al 50%. Esta circunstancia, junto a la caída del mercado, son los argumentos que esgrime la compañía para explicar la escalada de las pérdidas, que el pasado año rondaron los 230 millones.

Navantia se ve abocada a negociar con los sindicatos un plan industrial que, entre otras cosas, persigue lograr en el próximo lustro una cartera de pedidos de 11.000 millones de euros. Las fragatas F-110 para la Armada española, nueve para la de Australia y cinco corbetas para la de Arabia se encuentran entre las opciones de trabajo que ve posible conseguir. Canadá, con un concurso de fragatas, y la India, con buques logísticos, son otros de los países en los que también tiene depositadas grandes esperanzas.

En el período de vigencia del plan, en los astilleros de la ría se producirán 570 jubilaciones, y el compromiso de la empresa es el de negociar con los sindicatos un programa de rejuvenecimiento de las plantillas, cuya cifra pactará con la parte social. Ayer, Javier Galán, presidente de la coordinadora de comités de empresa, eludió pronunciarse sobre los números que maneja Navantia, puesto que no se los ha trasladado oficialmente a los sindicatos, y admitió que «hai bastantes dificultades para que os cadros de persoal entendan que é necesario ese plan». Por su parte, el BNG de Ferrol se mostró contrario a la aplicación de un programa que entiende que se basará en la «amortización de postos de traballo en Navantia».