La recaudación de la Xunta por herencias se hunde casi un 15 % tras las bonificaciones fiscales

Rubén Santamarta Vicente
Rubén Santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

SANDRA ALONSO

Solo cae en tres comunidades más, y es el doble que un año antes

12 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los ingresos de la Xunta por el impuesto de sucesiones, el que grava las herencias -en vida o en muerte- en Galicia, han sufrido en los seis primeros meses del año un tijeretazo importante: un 13 % menos, según los datos de la Agencia Tributaria. En el conjunto de las comunidades, en cambio, esa recaudación sube hasta un 4 %.

La bajada está en consonancia con lo que esperaba la Consellería de Facenda tras implantar las nuevas bonificaciones fiscales en enero del 2016. Sucede que el año pasado la merma de ingresos a estas alturas estaba en un 7 %, en línea con lo que sucedía un año antes, porque las exenciones aprobadas por la Xunta apenas se habían notado en el primer semestre. Un ejemplo práctico: si un familiar moría en noviembre del 2015 y los herederos hacían la liquidaron del tributo en marzo del 2016, a esos no se les aplicaba la bajada. Hay seis meses para ejecutar ese impuesto ante la Administración. Este año, en cambio, cualquier legado que entra ya lo hace con la bonificación fiscal. Y por eso ahora la recaudación cae el doble.

Entre enero y junio a las arcas autonómicas entraron 54,8 millones de euros por impuesto de sucesiones y donaciones, y otros dos millones más de ejercicios anteriores. Antes de que se pusieran en marcha esas medidas fiscales, se recogían unos 70 millones por semestre. El agujero es notable. Pero no inesperado: el 2016 acabó con una caída de ingresos del 17 %, algo que podría agravarse este ejercicio viendo la tendencia de la primera mitad del curso.

Así es la bonificación

En síntesis, el nuevo marco impositivo permite que, según los cálculos de la Axencia Tributaria de Galicia, el 99 % no tengan que abonar este tributo cedido a las comunidades autónomas. Lo tienen que declarar, pero no pagan. Desde enero del 2016, el mínimo exento que se establece es de 400.000 euros; no cuentan los inmuebles, aunque la Xunta subió los valores de la vivienda en mayo, y eso hará que más gallegos paguen. Cuando se supera el límite exento, solo se tributa por lo que se supera. Es decir: si la parte recibida es de 450.000 euros, solo afecta a los 50.000 restantes. Y el límite se aplica por cada heredero: si es por 600.000 euros y hay dos personas que reciben a partes iguales, cada una recibiría 300.000, y por lo tanto no tendrían que pasar por caja.

Esa liquidación del tributo se puede realizar incluso con el familiar en vida, a través de los llamados pactos sucesorios. Galicia es una de las pocas comunidades que pueden hacerlo, por un legado del derecho civil. Y solo entre enero y mayo -último dato facilitado por Facenda- se acogieron a esa vía más de 12.000 gallegos, un 70 % más al año. Una mayoría, para evitar tributar mientras la Xunta mantenga esta exención fiscal, que puede cambiar simplemente a través de los presupuestos anuales.

En otras comunidades, el comportamiento de este tributo es desigual. En lo que va de año, según los mismos datos de Hacienda, cae en otras tres comunidades de régimen común (Navarra y País Vasco mantienen un régimen fiscal propio). Y con más fuerza que en Galicia: un 44 % en Canarias, un 25 % en Asturias y un 28 % en Murcia. Detrás de esas cifras está otro fenómeno: el de las renuncias a recibir el legado, y por tanto, a pagar por lo que supone de carga para quien recibe. En Murcia, por ejemplo, la negativa ha crecido este año un 33 %; en Galicia, un 9 %, el territorio, por detrás de Castilla-La Mancha, en que más se está frenando esta tendencia.