El bum del ladrillo resurge en Lisboa y Oporto con la rehabilitación del centro

e. v. pita VIGO / LA VOZ

ECONOMÍA

PITA

Multitud de grúas pueblan el casco histórico del Douro y la zona portuaria del Tejo

22 ago 2017 . Actualizado a las 07:59 h.

Portugal está irreconocible. Tras siete años de crisis, vuelve la fiebre constructora al país vecino. El bum del ladrillo apuesta por la rehabilitación de grandes edificios en el casco histórico de Lisboa y Oporto, este último patrimonio mundial de la Humanidad. La actividad ha sorprendido a los extranjeros habituados a viajar por las grandes ciudades del continente: «Lo que está pasando en Portugal no tiene parangón en Europa, es donde más se construye ahora», dice un arquitecto holandés.

En Oporto, las grúas se levantan por todos lados, mientras que en Lisboa los inversores están reformando grandes edificios a lo largo del puerto, entre la estación de Santa Apolonia y la Praça do Comerço.

La inversión parece estar enfocada a explotar el turismo. En Oporto, las rehabilitaciones se centran en viejos edificios de cinco plantas, abandonados y ruinosos, pero muy bien situados. Es el caso de un enorme inmueble de cinco plantas recién vaciado y que hace esquina en la plaza de A Liberdade, entre la torre de Os Clérigos y la estación de Sao Bento. Se trata del lugar más bullicioso de la ciudad y el edificio perfecto para montar unos grandes almacenes, oficinas o un hotel.

Bajando por la calle Mouzinho da Silveira, una peatonal del barrio histórico sembrada de tiendas nuevas, surgen a ambos lados andamios que evidencian la activa reforma de inmuebles. Es un vial en obras, en el que incluso participa la constructora gallega San José, y por el que transitan a diario miles de turistas que se encaminan hacia el puerto.

Hasta en las calles interiores del casco antiguo se observa la renovación de locales de hostelería o tiendas para turistas. Los inversores también apuestan por abrir modernos apartamentos en el enclave favorito del forastero.

Para hacerse una idea hay que cruzar el puente de hierro Luís I y observar la ciudad desde la orilla de las bodegas. En el skyline de Oporto se cuentan más de media docena de grúas repartidas por todo el casco histórico, todavía muy machacado. Justo ante la Torre dos Clérigos, el Banco Santander-Totta rehabilita un inmenso edificio universitario.

En Lisboa, a dos horas y media en tren de Oporto, la estrategia es similar. Apostar por vaciar grandes edificios ruinosos en el centro, levantar modernas viviendas o sedes y multiplicar su precio. La reurbanización portuaria en la franja costera gira en torno a la futura terminal de cruceros y la estación de Santa Apolonia. En la Praça do Comerço, la Cámara municipal invierte 9 millones para renovar el gran museo Mude de diseño y moda.