Artur Yuste Tarragó: «¿Que si vine a Galicia por amor? Fue un 'mix' y me convencieron rápidamente»

Sofía Vázquez
sofía vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Miguel Villar

El director general del Grupo Cuevas dirige una empresa que preside la cuarta generación y que defiende la supervivencia del campo gallego

29 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando Francisco de las Cuevas y Cabo se estableció en Ourense en 1867 con un pequeño ultramarinos ni siquiera soñaba con que la empresa llegaría a ser, como lo es hoy, una de las más representativas de Galicia. Está ya en manos de la cuarta generación y su director general es Artur Yuste Tarragó.

-Sus apellidos invitan a preguntar: ¿De dónde es usted?

-De Lleida.

-¿Qué hace en Ourense?

-Trabajar y vivir. Llevo 11 años viviendo y 15 trabajando.

-¿Vino aquí por amor?

-No..., bueno fue un mix. Vine a trabajar como externo de una empresa consultora. Después me fui para Lleida con una chica. A los 8 o 10 meses la consultora donde yo trabajaba quebró, y en ese momento se juntaron el hambre y las ganas de comer. Entre ella y mi director general [habla de Manuel Rodríguez de la Fuente, que falleció en accidente de tráfico] me convencieron rápidamente.

-Es difícil que una empresa llegue a la cuarta generación. ¿Tendrá futuro?

-Esta compañía es de la familia De las Cuevas. En estos momentos vive la madre de la cuarta generación, que serían los propietarios del grupo. Quien departe conmigo y preside el consejo de administración es la cuarta generación. Ahora mismo es Elena de las Cuevas, la pequeña de la familia. Sí, tenemos futuro.

-El grupo Cuevas se define en dos palabras: marrón glacé

-El marrón glacé a nosotros nos da la imagen, pero el grupo Cuevas es mucho más. Nace hace 150 años en el sector de la distribución. Tenemos más de 7.000 referencias. La matriz de la compañía, que es Ignacio de las Cuevas, sigue siendo una empresa distribuidora que opera en toda Galicia y en el norte de Portugal. El grupo incorpora a Tomóvil, con la concesión de Ford para Ourense, y sumamos Frunatur. Marrón glacé es la empresa que procesa la castaña y derivados de ella.

-¿Comenzaron a internacionalizarse en 1944? Hace 73 años.

-Sí. Creamos una compañía para exportar todo tipo de productos, y poco a poco se fue concentrando en la castaña. Hoy operamos en 30 países de los cinco continentes.

-¿Cuáles son los países más complicados para exportar?

-Uno que había sido muy fácil y que ahora se ha vuelto complicado es Venezuela. China tiene su intríngulis. Pero, aunque parezca mentira, hay socios de la Unión Europa en los que nos ha costado mucho entrar. Por ejemplo Francia, Bélgica.

-¿Qué estrategia adoptan?

-Nos dedicamos principalmente a mercados favorables a nuestra llegada. Entendemos que luchar en casa de la competencia es mucho más complicado y no necesitamos volcarnos excesivamente hacia estos territorios. No obstante, también exportamos a Francia. En el polo opuesto están los países de América Latina, donde el arraigo gallego que hay por aquellas tierras hace que el producto tenga una tirada suficiente e importante; y los árabes, donde la dulzura del marrón glacé hace que sientan fidelidad hacia él.

-Cuevas se sitúa en la provincia de Ourense, donde el volumen empresarial no es elevado. ¿Notan el peso de la responsabilidad?

-Sí, lo notamos. Pero no por el tamaño de empresa. Creo que cualquier firma necesita corresponder a la sociedad en la que vive. Da igual el tamaño. Es una obligación devolver a la sociedad lo que la sociedad te está dando. Somos una empresa comprometida con el medio en el que vivimos. Galicia nos ha dado todo y nosotros debemos devolverle una parte importante de lo que ella nos ha dado. El empobrecimiento del rural es un problema que nadie supo ver. Ahora debemos decidir entre ayudar a crear una sociedad en el rural económica, social y culturalmente viable, o abandonarlo definitivamente. ¡Y que los pueblos mueran! Como sociedad tenemos que decidir si queremos apostar por los pueblos o no. Creo que hay una gran potencialidad en todo el rural, y hay que actuar. Cuevas intenta generar pequeños supermercados en pequeños núcleos rurales que pretenden ser más que una tienda. Apostamos por el campo. Primero abriendo supermercados y luego con la profesionalización del cultivo de la castaña.

-Si yo me decido a plantar castañas, ¿me acerco a Cuevas y le ofrezco mi producción?

-Lo primero que usted tiene que hacer es saber qué tipo de variedades plantará; después ver si el terreno es apto o no. La Indicación Geográfica Protegida Castaña trabaja en todos estos temas. Informa sobre las ayudas que existen, el tipo de castañas que se pueden plantar en función de las características del terreno y, por último, informa sobre el desarrollo comercial. Nosotros no podremos comprar los 2.000 kilos que usted produzca, pero a través de almacenistas o de grandes plantaciones acudimos al mercado. Así ayudamos a generar empleo. La rentabilidad de una hectárea (10.000 metros cuadrados) es de 5.000 euros al año. Nosotros procesamos cada año entre 700 y 1.500 toneladas. Primero compramos en Galicia, y si no la hay aquí, nos vamos fuera. Nos interesaría que hubiese más productores en Galicia aquí. Entre otras cosas, por el ahorro de costes que eso supondría.

El perfil

El empresario

El grupo Cuevas da empleo a más de 520 personas y su volumen de facturación es de 99,8 millones. Su director general -catalán de nacimiento- reivindica la «calidad de vida que tenemos en Galicia, donde encuentras a más personas felices que en otras comunidades autónomas»