La textil gallega Bimba y Lola negocia su instalación en el norte de Portugal

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso VIGO / REDACCIÓN

ECONOMÍA

JOSE PARDO

La firma ha pedido suelo en Valença para su nueva sede e instalaciones logísticas

08 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La firma textil gallega Bimba y Lola anunció el pasado mes de marzo que buscaba nuevos terrenos para hacer frente a su rápido crecimiento.

La empresa, localizada en el municipio de Mos (a 15 kilómetros de Vigo), dirigida por las hermanas Uxía y María Domínguez, dijo en ese momento que su plan de expansión requería una nueva sede para los servicios centrales y otras instalaciones logísticas para crecer globalmente; y que era intención de la compañía mantenerse en la provincia de Pontevedra como hasta la fecha.

En los últimos meses, la joven multinacional textil ha pedido suelo, condiciones y precios en distintas zonas de la provincia, entre ellas, en el polígono de Porto do Molle, en Nigrán, gestionado por el Consorcio de la Zona Franca de Vigo. La propia Xunta, a través del Igape, está al parecer mediando en las conversaciones para intentar retener la inversión en suelo gallego. Pero distintas fuentes consultadas aseguran que es en el norte de Portugal donde la firma textil ha encontrado lo que buscaba, con las mejores condiciones, y que es allí en donde más avanzadas están las negociaciones en estos momentos.

Contactos en Valença

«Estamos en búsqueda y en negociaciones, pero no hay nada cerrado en firme» La localización elegida está en el municipio de Valença, a 30 kilómetros de Vigo. Fuentes de la cámara municipal lusa se limitan a confirmar que «existen contactos». Desde Bimba y Lola todavía no quieren dar nada por hecho. «Estamos en búsqueda y negociaciones, pero no hay nada cerrado en firme», asegura un portavoz autorizado de la empresa.

La inversión que en estos momentos está en juego para Galicia no ha trascendido, pero sí su impacto económico. Bimba y Lola acaba de cumplir diez años de vida con sus mejores resultados. La firma alcanzó unas ventas de 152,4 millones de euros durante su ejercicio fiscal 2016-2017 (desde el 1 de marzo del 2016 al 28 de febrero del 2017), lo que supone un aumento del 32 % respecto a un año antes.

Actualmente, la compañía emplea a más de 1.100 personas, un 70% de ellas con contratos indefinidos, lo que supone un crecimiento del 18 % de su plantilla respecto al año anterior. La contribución fiscal de Bimba y Lola durante el ejercicio 2016 fue de 23,3 millones de euros.

En la actualidad cuenta con un total de 226 tiendas repartidas por un centenar de países y en los próximos meses prevé añadir al menos 20 más en Francia (incluyendo sus primeros corners fuera de París, en Printemps-Lyon y Printemps-Cannes), el Reino Unido, Portugal y México.

Portugal gana

En Portugal están además buena parte de sus proveedores, al igual que ocurre con la mayoría de las empresas textiles gallegas, que dejan una media de negocio anual en el país vecino de alrededor de 1.000 millones de euros. Hay que aclarar que en Portugal ya no solo se cose. La industria integra toda la cadena de valor, desde la creación de materiales hasta la logística, pasando por el patronaje y la confección.

De cerrarse la implantación de Bimba y Lola, la firma textil se sumaría a una larga lista de empresas gallegas que en los últimos años han optado bien por deslocalizarse, o bien por abrir filiales en el país vecino.

Solo en el área conocida como el Alto Minho, que comprende diez municipios fronterizos, hay 32 industrias españolas, la mayoría gallegas, que emplean a más de 3.200 trabajadores directos, y la tendencia va en aumento.

La importancia de apellidarse Domínguez

m. s. d.

Los expertos del sector dicen que el éxito de Bimba y Lola radica en que todo está externalizado, desde la producción en Asia hasta la logística. «El secreto está en buscar buenas ubicaciones, locales pequeños, mucho márketing y la mínima estructura de personal, con gente joven y mucha rotación», aseguran. La fórmula funciona, pero el peso de la genética también debe de tener algo que ver.

Las hermanas Domínguez comenzaron su andadura en el sector en Sociedad Textil Lonia, empresa que habían fundado Jesús Domínguez (padre de las dos hermanas), Josefina Domínguez y Francisco Domínguez cuando el cuarto hermano en discordia, Adolfo Domínguez, optó por hacerse con el 40 % de su firma homónima y sacar el 60 % restante a bolsa para comprarles sus participaciones en el grupo.

Una vez formadas y con un bagaje lo suficientemente extenso como para encarar la creación de una nueva compañía, las hermanas Domínguez (siempre con Jesús Domínguez en la sombra) constituyeron en el 2005 la sociedad Moet&Mos, que más adelante pasaría a denominarse Bimba y Lola.

Con una inversión inicial de 15 millones de euros (según recoge el libro Secretos de familia: las guerras del poder, escrito por Agustí Sala), Bimba y Lola abrió su primera tienda en Bilbao, para más tarde apostar por Madrid y Barcelona. En solo un año, la compañía familiar ya contaba con cerca de sesenta puntos de venta, convirtiéndose en un fenómeno de la moda española y ganándose el título de la firma de moda femenina de más rápido crecimiento.

En el año 2013 recibió una inyección de 10 millones en préstamo del Instituto de Crédito Oficial (ICO) para hacer frente a su expansión. Fue el año del gran salto para Bimba y Lola: la empresa nombró por primera vez un director general, Nicolás Corral, y revisó toda su imagen para impulsar su crecimiento en el mercado internacional.