El Santander se da un tiempo para cambiar la marca del Banco Pastor en la red gallega

a. balseiro / R. Santamarta MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

Marcos Míguez

La firma gallega tiene una fuerte presencia en empresas: financia a más de 116.000 pymes

10 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«La integración llevará un tiempo y mientras tanto nada cambia para los clientes del Popular. Seguirán siendo atendidos por las mismas personas en las mismas sucursales». Así lo anunció el miércoles la presidenta del Santander, Ana Botín, poco después de la compra exprés del banco. Explicó que en los primeros compases del proceso, el banco funcionará como una filial, esto es, mantendrá su nombre y su red, pero dejó claro que «la idea final es que haya una integración entre Santander y Popular». Los mismos planes son extensivos al Pastor, la marca con la que opera en Galicia.

Ahora bien, el banco se dará un tiempo. «Se cambiará, pero no se sabe cuándo», señalaron ayer fuentes del Santander, subrayando que esa es la estrategia del grupo, conscientes de que hacerlo inmediatamente les haría correr el riesgo de «confundir» a parte de esa nueva clientela, que el gigante financiero por supuesto quiere conservar.

Fuentes sindicales confirmaron que, en la reunión mantenida en Madrid el jueves con la dirección del Popular y los nuevos propietarios del banco, «lo único que quedó claro fue que cuando finalice el proceso de integración -sin fecha, ni números ni contenido conocido aún- será el grupo Banco Santander».

El negocio del Pastor es ahora una pieza clave para el Santander en España: será la comunidad en la que tenga una mayor cuota de mercado, gracias a dos facturas: la densidad de red y el negocio empresarial minorista. El banco cuenta con 683.000 clientes en la comunidad, de los que un 17 % son pymes, autónomos y comercios, esto es, financia a más de 116.000 pequeñas empresas, que son claves para la minifundista economía gallega. Son, además, clientes muy identificados con una marca con más de 240 años de historia.

La estrategia de la entidad cántabra es la opuesta a la que, por ejemplo, siguió el propio Popular cuando, a mediados del 2012, completó la compra del Pastor. Valorando el fortísimo peso de la marca en Galicia, decidió mantenerla y operar con ella en la comunidad, dejando al final solo siete oficinas del Popular en el territorio.

Lo mismo había hecho en el 2008, cuando fusionó sus entidades filiales -Banco de Galicia, Banco de Vasconia, Banco de Andalucía y Banco de Crédito Balear-. Todas continuaron operando en sus áreas con su marca propia durante dos años. Luego el Popular decidió unificar su nombre en España y solo el Pastor mantuvo su seña.

También el Sabadell, tras las compras de entidades como el Banco Herrero, la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) o el Banco Gallego, valoró el arraigo y el peso de las mismas y, así, en lugar de suprimirlas, decidió operar en Asturias como Sabadell-Herrero y en Galicia como Sabadell-Gallego. Por motivos obvios, ya que la CAM era una enseña completamente quemada -el exgobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, llegó a referirse a ella como «lo peor de lo peor»-, la entidad que preside Josep Oliu sí borró su nombre del mapa.

En cualquier caso, de las palabras de Ana Botín se infiere que el proceso de integración será largo. Maneja un plazo de 18 meses para deshacerse de la mitad de los activos inmobiliarios del Popular, y entre sus objetivos está cuidar con mimo la nueva joya de la corona: el negocio de pymes, un segmento en el que el banco era líder indiscutible.

Precisamente, el propósito de evitar una fuga de clientes tras la compra podría acabar haciendo que el Santander flexibilizara su postura inicial de descartar cualquier compensación a los accionistas que vieron desaparecer su inversión con la resolución del banco. Aunque la posición de partida, según fuentes del Santander, es clara: «De momento no estamos pensando en nada. No ha sido una decisión del banco, sino del BCE. Y la renta variable tiene riesgo».

Los sindicatos no ven margen para más ajuste laboral y el comprador calla sobre los números

«Muy poquito contenido». Así resumen los sindicatos la reunión que el jueves mantuvo en Madrid la representación legal de los trabajadores con la dirección del Banco Popular y los responsables del Santander. «Ni calendario, ni números, ni contenido del proceso de integración», señalaron fuentes sindicales, que insisten en que no hay margen para más ajustes de personal si, como se reitera desde la sede de Boadilla del Monte, se quiere mantener la atención que actualmente se presta a la clientela. «Del Popular acaban de salir 2.600 personas y el Santander lleva varios años haciendo reestructuraciones parciales. Son datos que hay que tener en cuenta. ¿Que hay solapamiento? Sí. Pero si quieren mantener un negocio basado en pymes y pequeños ahorradores, necesitan atención personalizada. Nos necesitan», subrayan desde CC.OO., que considera «precipitado» dar cifras de un posible ajuste. «En la reunión no se facilitó ni un solo número».

Protocolo de actuación

Lo que sí trasladaron los representantes sindicales a la dirección es la necesidad de contar con un protocolo de actuación que les permita responder de forma unificada ante las consultas -potencialmente pueden derivar en «situaciones de violencia verbal o física»- de clientes que han perdido su dinero.