Un masón metido a cervecero

ECONOMÍA

El segundo tomo de «Historias de Galicia», de Fernando Salgado, recala en la importancia del impulso exterior. Relatos poblados de apellidos foráneos que habitaron aquella Galicia que viajaba hacia la modernidad

03 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En 1808, mientras los españoles se alzaban en armas contra las tropas napoleónicas, un joven masón alemán comenzaba a producir en A Coruña la Cerveza de Merckel. Se llamaba Jacob Merckel, había nacido en la ciudad germana de Rudeskeim, enclavada a orillas del Rin, y tenía 34 años cuando abrió su fábrica en el lugar de Ponte Gaiteira. Pasarían varias décadas hasta que otros emprendedores, casi todos de apellidos foráneos -Gattini, Giavina o Avrillón-, siguieron su estela y acabaron con el monopolio.

Ocho días después de que Fernando VII declarase nula la Constitución de Cádiz y los decretos que la desarrollaban, la logia constitucional coruñesa La Reunión Española -un nido de liberales que conspiraban contra el absolutismo- aún aspiraba a ser regularizada. Vano empeño. Doce días después, otro decreto del rey felón prohibía todo tipo de sociedades secretas. La logia se dispersó, pero su rastro documental lo ha seguido el profesor Alberto Valín Fernández. Por él sabemos que, entre sus 29 integrantes, figuraba Jacob Merckel, de oficio «fabricante de cerveza», 40 años de edad y natural de Rudesheim, que ocupaba el cargo de tesorero en la logia. Esa precisa referencia constituye la primera -y casi única- noticia sobre el pionero de la industria cervecera en Galicia. 

La siguiente mención la hallamos en el catálogo de la Exposición Agrícola, Industrial y Artística de Galicia, celebrada en Santiago en 1858. Reina por entonces Isabel II, quien durante la visita a la muestra compostelana tuvo ocasión de contemplar -o incluso de saborear si le dio la real gana- las «seis botellas» de cerveza que exponían los «señores Merckel e hijo». Había transcurrido medio siglo desde la puesta en marcha de la fábrica de Ponte Gaiteira y la cerveza Merckel, única presente en la exposición regional, obtuvo una medalla de bronce.

Acerca de la identidad de los «señores Merkel», es posible que fuesen Jacob -frisaría por entonces los 84 años de edad- y su esposa; y el «hijo», Antonio Merckel, futuro concejal coruñés, quien aparece en fechas posteriores como continuador del negocio.

Volvemos a encontrar la cerveza Merckel en la exposición celebrada en A Coruña en 1878, ya durante el reinado de Alfonso XII. La crónica del certamen señala que Antonio Merckel presentó cuatro clases de cerveza «superiores a todo elogio».

Cinco años después, Antonio Merckel ha desaparecido. La fábrica la ha heredado Manuel Serrano, probablemente su yerno. Ya con 75 años de existencia a cuestas, la firma presume de elaborar una cerveza «inimitable por su grato paladar y sus condiciones higiénicas». Por ese entonces, el precio de una docena de botellas grandes de cerveza Merckel asciende a 21 reales y los botellines cuestan un real.

Desconozco si este industrial es el mismo Manuel Serrano que en 1893, adquirió la plaza de toros de A Coruña por 24.050 duros.

La cerveza de Merckel no llegó a centenaria por poco tiempo: la fábrica de A Gaiteira cerró sus puertas meses antes de cumplir un siglo de vida. En la segunda mitad del siglo XIX le habían surgido competidores en la capital coruñesa -las fábricas de Antonio Cattini, Luis Giavina, Edmundo Jalvo o Juan Bautista Avrillón- que pusieron fin a su confortable monopolio.

3,95 euros 

«Comerciantes, fabricantes y banqueros». El libro, de casi 350 páginas, es el segundo de los cuatro tomos de Historias de Galicia. Se entrega mañana con La Voz por 3,95 euros. La colección está patrocinada por Jealsa.