¿Cómo puede una granja sobrevivir produciendo leche por debajo de costes?

Xoán Ramón Alvite Alvite
Xoán Ramón Alvite REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

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Los ganaderos gallegos tiran de ingresos extra y se endeudan más tras casi tres años con ventas a pérdidas

29 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Siete de cada diez granjas gallegas cobran menos de 30 céntimos por cada litro de leche que producen. Es una situación que se repite desde hace más de dos años y que cobra especial importancia si se tiene en cuenta que la mayoría de los estudios publicados sitúan los costes de producción en una horquilla que oscila entre los 29 y los 34 céntimos por litro. De ser ciertos estos cálculos, la pregunta resulta evidente: ¿Cómo consiguen los ganaderos seguir en activo perdiendo dinero durante un espacio tan largo de tiempo? Estas son algunas de las razones que lo justifican.

Cálculos

Distintas formas de contabilizar. Tal y como sucede con otras realidades contables, el resultado final acostumbra a variar de forma sustancial en función de los parámetros utilizados para el cálculo. Así, por ejemplo, si se tiene en cuenta el beneficio efectivo, el número de granjas en pérdidas será notablemente inferior que si se opta por el beneficio de explotación. Si, por el contrario, se toma como referencia el beneficio neto, sucederá que los establos que registran ganancias son inexistentes.

La diferencia entre estos conceptos radica en el hecho de que a la hora de hacer las cuentas de la granja, se incluyan o no, variables como las amortizaciones de instalaciones y maquinaria, los cambios en el inventario de animales o, simplemente, el coste de la mano de obra familiar, el valor de la tierra u otros activos aportados al negocio por el propio ganadero.

En este sentido, según cálculos del Ministerio de Agricultura, el umbral de precios para alcanzar un beneficio según la cuenta de explotación se sitúa en 28,3 céntimos mientras que para este sea neto se eleva hasta los 35,5 céntimos.

Disparidad

Estadísticas que engloban situaciones diferentes. Tanto en lo relativo a precios como a costes, se habla siempre de cifras medias. Esto significa, lógicamente, que existen explotaciones -se calcula que en torno al 25 %- que, aunque poco, siguen ganando dinero con su actividad. Aquellas con una producción anual superior a 700 toneladas cobran el litro a más de 31,2 céntimos, con lo que, de mantener unos costes razonables, lograrían escapar de los números rojos. Más difícil lo tienen, sin embargo, las que están justo en el otro extremo, aquellas que entregan menos de 200 toneladas anuales -la mitad de las existentes actualmente en Galicia- y a las que se le liquida el litro a un precio que oscila entre los 26,6 y 29,3 céntimos.

Endeudamiento

Tirando de ahorros y renegociando créditos. Tal y como confirman desde el propio sector, la morosidad de los ganaderos ha aumentado significativamente en los dos últimos años a medida que el precio de la leche se ha ido desplomando. La mayoría de los establos se han visto obligados, en el mejor de los casos, a tirar de ahorros o a renegociar préstamos y líneas de crédito con los que disponer de liquidez para hacer frente a los gastos fijos.

Se calcula que el endeudamiento del sector productor en Galicia se ha disparado más de un 30% desde la desaparición de las cuotas lácteas. La deuda meda por explotación supera los 90.000 euros.

apoyos

Pensiones de jubilación y ayudas públicas. Son la tabla de salvación de un buen número de granjas. Las pensiones por jubilación o incapacidad que entran en muchas viviendas están paliando en cierta medida la merma de ingresos que sufren muchos ganaderos. Este extremo lo confirman desde distintas organizaciones de productores. Creen que en una de cada tres granjas entran, en mayor o menos medida, ingresos no procedentes de la actividad.

Mención aparte merecen las ayudas públicas, y entre ellas las derivadas de la política agraria común (PAC). El propio Ministerio de Agricultura, a través del boletín Rengrati, reconoce que, sin el dinero de Bruselas, las granjas gallegas ni siquiera alcanzarían un beneficio efectivo, aquel que se obtiene, únicamente, restando a los ingresos totales los costes efectivos, es decir, los que son pagados por los dueños de las explotaciones con dinero contante y sonante.