Francisco Marín: «No podemos producir para el mercado cercano»

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

xoan a. soler

El responsable del ente recuerda que el objetivo es que la inversión en I+D sea el 2 % del PIB en el 2020

04 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Francisco Marín participó ayer en Santiago en una jornada para evaluar el papel del ente público empresarial que dirige y que depende del Ministerio de Economía y Competitividad.

-¿Cuando nace el CDTI?

-Hace 40 años. Mucho tiempo. Es una estructura de longevidad récord. Surgió para empujar a las empresas a que consideraran la I+D+i como un elemento útil para su cuenta de resultados. El CDTI busca que las compañías mejoren su competitividad a través del uso de la tecnología en la cadena de valor.

-Hay una innovación que no es tecnológica...

-Sí, pero hoy es muy difícil también marcar ese límite.

-¿Por qué son tan desconocidos el CDTI y sus funciones?

-La respuesta a la pregunta está en el hecho de mi visita a Santiago y las próximas que haré a Valencia, Barcelona, el País Vasco y Sevilla. El CDTI no es conocido para el público, pero sí para las empresas. España sabe que no le queda otra que incorporar innovación tecnológica si quiere competir en la primera línea. Y el CDTI es la herramienta necesaria para ello.

-¿Qué es lo que distingue las líneas de ayuda de este ente?

-Nos diferencian varias cosas. Primero, que nosotros no solo financiamos, sino que también asesoramos. Somos un centro de conocimiento de los avances tecnológicos del mundo, de forma que cuando las empresas se acercan a nosotros obtienen algo más que dinero. En segundo lugar, nuestro método de financiar está basado en dos criterios: el préstamos y la subvención.

-¿Cómo estamos en comparación con el resto de Europa y del mundo?

-No nos hallamos a la cabeza, pero estamos progresando muy rápido. Tenemos una tasa de inversión sobre el PIB que es del 1,2 %, y nuestra aspiración es alcanzar el 2 % en cuatro años. Nos falta un recorrido.

-¿Qué datos avalan ese progreso al que se refiere?

-En el Programa Horizonte 2020, que nos sirve para medirnos con el resto, somos el cuarto país en retornos.

-Usted habla de cifras a nivel de España, pero Galicia está muy lejos de ese 1,2 % sobre el PIB en inversión en I+D...

-Pero esta comunidad está teniendo un desempeño razonablemente interesante.

-¿En qué se traduce eso?

-En los últimos proyectos que hemos sacado, Galicia tiene la tasa de participación más alta dentro de las comunidades con un menor desarrollo. En Galicia hemos invertido desde el 2012 más de 200 millones de euros. Solo en el 2017, esta comunidad ha captado 40 millones, lo que quiere decir que se están moviendo las cosas. Y eso es así porque hay empresas capaces.

-¿Qué explica la alta tasa de mortalidad en firmas innovadoras que nacen?

-Este es un problema universal, no es algo que solo pase en España. El emprendimiento es en sí una actividad de riesgo que tiene un porcentaje de fracaso. Pero sí es cierto que para que nuestro desempeño sea mejor es imprescindible llenar huecos de financiación que hay entre las cantidades iniciales que sí que se disponen y la fase de lanzamiento. Desde el CDTI estamos aportando capital para cubrir ese hueco. En el capítulo de financiación sí estamos más débiles que el resto de los países.

-Pero ese es un problema del sector privado, de los bancos...

-Indudablemente. El sector público empuja y ayuda, dinamiza, pero los protagonistas en la I+D +i tienen que ser privados. Hay otros problemas en los que se está cambiando a mejor.

-¿Por ejemplo?

-En la idea del emprendimiento global. Ya no podemos concebir y producir cosas solo para el mercado más cercano. Ni siquiera para el mercado nacional. Y eso tiene un problema de lengua, de movilidad, de cooperar con terceros, y en todas esas cosas el CDTI intenta actuar. Por ejemplo, facilitando la relación de las empresas gallegas con partners de fuera.

-¿Ha cambiando el modelo productivo?

-Necesitamos que la tecnología se incorpore también a sectores estratégicos como el turismo, al campo o a la energía, es decir, a los segmentos clásicos.