«Poñerémonos a dieta de patacas»

maría meizoso AS PONTES / LA VOZ

ECONOMÍA

César Toimil

«Non pensamos compralas fóra», dicen dos septuagenarias que temen que les prohíban plantar por primera vez en su vida

29 mar 2017 . Actualizado a las 12:08 h.

Aunque de cada una de sus palabras se desprende un torrente de indignación y rabia difícil de contener, admiten que «non queda outra que cumprir co que marca a lei». El de las hermanas de As Pontes Jesusa y Josefa Basoa es uno más de los centenares de casos que se registran en la treintena de municipios de las provincias de A Coruña y Lugo en los que, tras el real decreto aprobado a principios de mes por el Consejo de Ministros, se prohíbe el cultivo de la patata durante un mínimo de dos años y se obliga a retirar lo ya plantado.

La regulación, que tanto el Ministerio de Agricultura como la Xunta han desarrollado hasta elaborar un programa nacional de control y erradicación de la polilla guatemalteca, suscita los reproches de las agricultoras pontesas porque «non avisaron a tempo. Se o fixeran non teríamos agora este balbordo. Aceptamos que hai que facer algo, pero non desta maneira», explica Jesusa, que a sus 73 años no entiende «que a esta idade vaiamos vivir isto, sendo labregas toda a vida. Nunca puiden pensar que pasara algo así, que me fosen a prohibir plantar patacas», exclama.

Una opinión que comparte su hermana Josefa, entre otras cosas porque «chegan con retraso, tíñano que ter explicado xa en outubro e non agora. Foi un caos, non deron a información aos concellos e en cada charla cambiaban as cousas». Por ejemplo, en lo relativo a la posibilidad de plantar en los municipios catalogados como tampón, que se regirán por unas condiciones específicas. Una vez aprobado el decreto, las hermanas Basoa -residentes en el lugar de Carballo Infante, en la parroquia de Espiñaredo- quemarán su último cartucho en una finca de su propiedad ubicada al otro lado de la AC-861, que separa As Pontes y As Somozas, localidad tampón. No obstante, siguen sin tenerlo claro. «Os labregos non queremos queimar as patacas, queremos algo que sexa firme. En Carballo Infante tivemos un polillero e non detectou nada, así que non entendo porque non se pode plantar aquí e si no outro lado da estrada. Imos arriscar alí, pero co medo de que despois tamén nos manden quitalas». Un riesgo y un gasto que asumirán para «non quedarnos sen patacas por primeira vez na vida». Pero lo que tienen claro es que «se as das Somozas dan problemas poñerémonos a dieta de patacas este ano, porque non pensamos comprar ningunha de fóra», asegura Jesusa. Su idea, cuentan, es preparar «dous ferrados de terra» que tienen en Penadeiriz, confiando en que no les manden arrancarlas: «Que a estas alturas aínda non nos dean garantías é incrible». Algo que hará, en su opinión, «que moita xente deixe de plantalas»

Indenmizaciones

El decreto establece indemnizaciones que oscilan entre 30 y 70 céntimos por kilo. Una cantidad que, según Josefa, «non vale para nada. Para ofrecernos iso que non nos dean nada. Demostran que non teñen nin idea do que costa traer o tractor, a semente, o traballo que dan...». Por ello, sus quejas también se dirigen «aos que están sentados nos despachos sen pensar na xente do campo. É moi fácil decidir desde alí, comodamente. Pero aos que están na leira o único que lles fan é poñer as cousas difíciles».

Resignación ante un escenario incierto porque «moito levan falado da praga, pero aquí nunca houbo nada, non sabemos o que é e non a vimos». E inquietud por comprobar lo que sucederá finalmente en municipios tampón como el de As Somozas. De eso dependerá que, a sus más de 70 años, las hermanas Basoa -al igual que muchos otros agricultores gallegos- se queden o no sin poder plantar patatas por primera vez en su vida. «Se nos din isto antes -garantizan- nunca o creriamos».