Tavares elogia la «excelencia» de Vigo en el lanzamiento mundial del gigante PSA Opel

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso VIGO / LA VOZ

ECONOMÍA

Atlas

El polo ibérico que lidera Galicia aporta el 15 % de la producción del nuevo gigante europeo

07 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuatro meses de negociaciones han bastado para que el grupo PSA sea ya, oficialmente, el nuevo dueño de Opel; y para que su hasta ahora matriz, la estadounidense General Motors, se bata en retirada de Europa.

Ayer se esperaba el anuncio y el presidente del grupo francés, Carlos Tavares, no defraudó. A las 9 de la mañana compareció ante el mundo con una gran sonrisa de ganador para presentar el nacimiento del nuevo gigante europeo PSA Opel, que, con las cifras de producción del 2016, es el segundo mayor fabricante de coches de Europa (4,3 millones de unidades).

El grupo recién nacido es líder de fabricación y ventas en España. Contará con tres instalaciones productivas, dos de PSA, en Vigo y Villaverde (Madrid), y la de General Motors en Figueruelas (Zaragoza). Y el polo ibérico que lidera la automoción gallega aporta el 15 % de la fuerza productiva de este nuevo gigante (cerca de 600.000 unidades).

Tal vez por eso el patrón, de origen portugués, no pudo evitar referirse a su mayor bastión en Europa cuando le tocó responder a la gran pregunta: ¿habrá cierre de fábricas? Tavares, que no se anda con rodeos, vino a decir que no está nada garantizado, y lanzó un mensaje nada nuevo para los empleados gallegos, que tuvieron que bajarse el sueldo para conseguir la adjudicación de nuevos modelo: «El futuro está en manos de los trabajadores», dijo. Un mensaje que también transmitió al presidente Rajoy en conversación telefónica.

Tranquilos, trabajadores

«Los trabajadores de PSA y Opel en España [13.000, en total] pueden estar tranquilos». Esta última palabra la pronunció en español. «Si en cada uno de los centros de producción, sin importar su nacionalidad, se alcanza el nivel de rendimiento establecido, no será necesario cerrar ninguna fábrica ni ajustar las plantillas», añadió.

El directivo luso recordó que desde que llegó a la presidencia de PSA, en el 2014, el grupo no ha bajado la persiana de ninguna planta, «cuando lo simple sería hacerlo». Explicó que todos los centros de trabajo tendrán las mismas oportunidades para alcanzar la competitividad requerida. «Hay muchas cosas por hacer», añadió Tavares, en clara alusión a sus famosos ajustes de costes, que se lo pondrán especialmente difícil a las fábricas de Opel, que llevan una década dando pérdidas.

Y es en este punto donde Tavares se refirió al polo ibérico y a Vigo, donde precisó que «PSA dispone de una «gran implantación, que destaca por su excelencia productiva».

PSA gana volumen

Sobre los números de este acuerdo ultrarrápido, PSA desembolsa 2.200 millones de euros en la compra de la división europea de General Motors, 1.300 en concepto de derechos sobre sus actividades y 900 por su negocio financiero, cuya propiedad será repartida al 50 % a través de una joint venture con BNP Paribas. Con la absorción del brazo europeo de General Motors, que facturó 17.700 millones de euros en el 2016 (PSA, 54.000), el consorcio galo obtendrá una cuota de mercado del 17 % en Europa, solo por detrás de Volkswagen.

¿Qué gana PSA con la compra? Sobre todo volumen que le permitirá la generación de importantes sinergias y ahorro de costes. En concreto, gracias a la implantación de economías de escala y a la potenciación de compras conjuntas, de los procesos productivos comunes y del gasto compartido en I+D, en el grupo esperan ahorros anuales de 1.700 millones hasta el 2026, de los que una parte significativa se logrará en el 2020, coincidiendo con la aceleración del crecimiento en el beneficio de Opel.

También ganará cierto posicionamiento geográfico dentro de Europa, al entrar en Alemania, sede de Opel, y el Reino Unido, donde no tenía presencia tras el cierre de la planta de Ryton.

Y otro punto no menos importante que explica la compra: la división europea de General Motors estaba literalmente de saldo, tras acumular unas pérdidas de 14.150 millones de euros nada menos que en los últimos 16 años (243 millones solo en el 2016).