Si en el plano industrial la operación es apetitosa para PSA, en el tecnológico ocurre otro tanto, sobre todo con los avances en el diseño de un coche eléctrico que Opel fue desarrollando hasta que lanzó el Ampera-e, un modelo que supera la tecnología actual en este campo del grupo francés. Presentado en el Salón de París el pasado año, tiene visos de convertirse ya en modelo comercial.
Y queda todavía una tercera pata que justifica la operación. Se trata del interés comercial de Opel, con gran calado en dos mercados muy importantes en Europa, el alemán y el británico, donde la marca posee una exitosa red comercial.