Galicia, lejos de las regiones europeas con una economía más competitiva

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / LA VOZ

ECONOMÍA

Posición de Galicia
La Voz

Su tejido industrial es aún modesto, poco innovador y muy dependiente de dos gigantes empresariales

06 mar 2017 . Actualizado a las 09:57 h.

¿Es Galicia más competitiva hoy que en el 2010? En apariencia se podría pensar que la comunidad ha conseguido mantener el pulso a sus vecinas durante los años de la crisis. En los últimos tres ejercicios incluso ha logrado subir un peldaño a costa del frenazo de otras regiones, según un informe publicado esta semana por la Comisión Europea en el que se muestra una radiografía detallada de la evolución de la competitividad en 263 regiones de la UE.

Galicia aparece en el pelotón de las que ni despuntan por su alta competitividad ni preocupan por su mal desempeño. Una posición relativamente cómoda. Sin embargo, ha perdido peso en ese índice. Esto es, parecemos más competitivos porque los hay que han retrocedido mucho más. En el año 2010 el indicador estaba en 45 (en escala de 100), hoy en el 36,6. La media de la UE alcanza el 55. Las cifras cuestionan aquello que dijo el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo el pasado mes de noviembre: «Nuestras empresas ganaron en productividad y competitividad». No es así, según Bruselas. La comunidad empeora sus registros respecto al 2010. De los once indicadores medidos, Galicia solo aprueba dos: Sanidad (86) y Educación Primaria (69,3). La media europea está en 76 y 64 respectivamente. Es más, los suspensos en sofisticación empresarial (24,4) e innovación (26,9) son antológicos teniendo en cuenta que el listón está en el 39 y el 44.

Todo ello a pesar de los esfuerzos, con fondos de la UE de por medio, para conseguir ubicar a Galicia tras la estela de los campeones europeos, encabezados por Londres y su zona metropolitana.  

Los motivos

¿Por qué no somos más competitivos? Galicia sale bien parada en función de con quién se compare. Se podría decir que viaja en un vagón intermedio ni más fuerte ni más débil que las 15 regiones con un PIB per cápita más similar. Esto es, con la Comunidad Valenciana, Irlanda del Norte, Lincolnshire (Reino Unido) o Picardía (Francia). Pero cuando se habla de competitividad es inevitable mirar hacia adelante para ver quién nos precede y por qué lo están haciendo mejor. En el caso de Galicia, todas las regiones alemanas, danesas, belgas, austríacas, finlandesas, irlandesas, suecas, holandesas y británicas le llevan ventaja. Sin excepción. Igual que las francesas, excluyendo Córcega (cercana en el ránking), isla Guadalupe, Reunión y la Guayana Francesa.

Bruselas detecta varios problemas que siguen crepitando desde el 2010 y son la falta de infraestructuras -que sitúa a Galicia en el puesto 200 de 263-, la falta de eficiencia del mercado laboral y la escasa innovación y disposición tecnológica de un tejido empresarial atomizado, pequeño y altamente dependiente de las dos gigantes: Inditex y Citroën. Ambas están detrás del impulso de las exportaciones gallegas en el 2016, que experimentaron un alza del 6,4% superando la barrera histórica de los 20.000 millones de euros. La innovación «es la clave», decía por entonces el conselleiro de Economía, Francisco Conde.

Lo cierto es que la robustez de las exportaciones tiene más que ver con el aumento de las ventas en el sector textil (17,9%) y el de transporte (7,2%), los dos terrenos en los que se mueven ambas compañías. De hecho el índice de producción industrial cayó un 2,3 %.

Sobrados de talento pero faltos de incentivos para captarlo o retenerlo

¿Qué hay del talento? Haberlo haylo. Es fundamental para garantizar que el modelo competitivo se enfoque a la producción de valor añadido de bienes y servicios, no en el abaratamiento de costes. El problema es la falta de incentivos para poder captarlo o retenerlo en Galicia. «As principais rexións innovadoras do mundo, sono porque teñen un volume de persoas que lles confiren unha capacidade diferencial. Ter talento sen infraestruturas é pouco eficiente», reconoce la Xunta en uno de sus programas. Pero la sangría de la crisis continúa. Los expertos siguen denunciando que el tejido investigador disminuye con un impacto impredecible para la competitividad de la economía gallega de aquí a una década.  

Gasto en I+D+i

El gasto en I+D+i de las empresas gallegas sigue lejos de las navarras, vascas, catalanas o madrileñas. Por no ir más lejos. Según las cifras de la Comisión, el conocimiento tecnológico e innovador casi no se comparte. Las pymes apenas colaboran unas con otras para desarrollar proyectos más ambiciosos y competitivos. También existen obstáculos al flujo entre los centros de investigación públicos y las empresas. La creación de clústeres no está alcanzando el nivel de dinamismo y vitalidad al entorno empresarial que se esperaba. Pese a todo hay optimismo. Y es que Bruselas estima que la competitividad de regiones de desarrollo siempre tiende a beneficiarse más de activos como la educación que de otros como los derechos de patentes o el gasto en investigación. Lo que cabe preguntarse es si después de 30 años en la UE Galicia ha aprovechado su potencial o debería estar en un estadio superior.