Los gallegos se encomiendan a la economía colaborativa para sortear la cuesta de enero

Gabriel Lemos REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

J. Pardo

La reventa de los regalos navideños es una de las principales vías para obtener ingresos extras. En España hay más de medio millar de plataformas de consumo colaborativo

23 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Dicen los expertos que la cuesta de enero ya no es tan empinada como antes. Que entre los descuentos del black friday y el anticipo de las rebajas, los excesos navideños no duelen tanto en el bolsillo y, aún más importante, se puede repartir el gasto en varios meses, con menos riesgo de sobrecargar la tarjeta de crédito.

Esa es la de cal, pero hay, claro, otra de arena. Y es que el inicio del año está marcado por el encarecimiento de la energía, que se nota tanto en la gasolinera, con carburantes cada vez más caros por el repunte del petróleo, como en casa, con la electricidad en precios que no se veían desde hace tres años. A esto hay que sumar la subida de la bombona de butano, que cuesta un 5 % más desde el martes, o la cesta de la compra, que se ha encarecido un 1 % en el último año (aunque hay alimentos, como las patatas, que se han disparado casi un 17 %).

Sobrecostes que en este 2017 no vienen acompañados, como sí ocurrió en ejercicios anteriores, de una rebaja fiscal. Al revés, el Gobierno aprobó a finales del año pasado subidas en el alcohol y en el tabaco y ha anunciado un nuevo impuesto a las bebidas azucaradas que harán la vida más cara.

Ante esa situación, las familias buscan fórmulas de ahorro que permitan sobrellevar mejor los rigores financieros de la cuesta de enero, soluciones que ahora se multiplican gracias a la nueva economía colaborativa y las miles de vías que esta ofrece para recortar gastos u obtener unos ingresos extras. Quizás una de las más propias de esta época es la reventa de los regalos navideños. Cada vez son más los gallegos que practican el regifting, que no es otra cosa que poner a la venta aquello que nos han traído Papá Noel o los Reyes y no queremos. Una tendencia que se ha amplificado gracias a aplicaciones móviles como Vibbo o Wallapop. La responsable de Estudios de la primera, Beatriz Toribio, confirma que enero es temporada alta en su empresa, con un repunte de entre el 5 y el 20 % respecto al volumen de anuncios habituales en otros meses del año.

En el caso de Galicia, en estas dos semanas posteriores a las fiestas han certificado un incremento del 7 % en los anuncios y de un 41 % en las compras, tanto por la reventa de regalos navideños (bien para financiar otras compras, bien para quedarse con el dinero), como por el efecto renovación de las rebajas: quien aprovecha los descuentos para cambiar de móvil o de abrigo, puede poner a la venta el antiguo para sacarse unos euros. Puede parecer algo minoritario, pero en Vibbo estiman que uno de cada tres gallegos (un 34 %) han puesto alguna vez a la venta un regalo con el que no querían quedarse, cifras que se duplican cuando no disponen del tique de compra. Según Toribio, en enero del año pasado los usuarios que se apuntaron al regifting se sacaron una media de 144 euros por persona.

Pero hay quien gana mucho más: «Tenemos usuarios que se sacan verdaderos sueldos mensuales vendiendo cosas que no usan», afirma Jessica Amador, de Wallapop, que apunta que los tecnológicos son los productos que más éxito tienen en su aplicación. 

Diferencias generacionales

En su aplicación, pero también en tiendas virtuales como Cash Converters, cuyo responsable para Galicia, Miguel Ángel Rodríguez, asegura que si bien no hay brecha generacional a la hora de comprar -«entran chavales que buscan videojuegos y señores que miran las pequeñas herramientas o las joyas»-, la diferencia de edad sí se nota a la hora de vender. Los jóvenes lo asumen como algo natural, una forma de liberar espacio en casa y sacar dinero por algo que ya no van a usar más, pero a los mayores les cuesta más: «Es parte de nuestra idiosincrasia, hay quien piensa que puede dar la imagen de que tiene problemas económicos».

Pero no todo es revender lo que tenemos por casa. Hay quien opta por ahorrar compartiendo coche con un compañero de trabajo, quien se presta para hacer de mensajero aprovechando algún trayecto en el que lleva el coche vacío o quien ofrece a terceros parte de la comida que hace en su casa... En España hay medio millar de plataformas de economía colaborativa y, aunque las cifras de momento son modestas -solo el 6 % de los españoles dicen participar activamente de la economía colaborativa-, consultoras como PWC estiman que en poco tiempo, allá por el 2025, moverá más de 300.000 millones de euros al año en todo el mundo.

José Luis Zimmermann, portavoz de Sharing España (la entidad que agrupa a estas empresas dentro de la Asociación Española de la Economía Digital), defiende que no es un recurso para tiempos de crisis, sino un cambio de modelo de consumo que ha venido para quedarse, que tiene en la tecnología un catalizador, pero que se basa en una nueva actitud del consumidor, «más responsable y consciente del impacto de sus decisiones en la sociedad».

En el caso de la cuesta de enero, Zimmermann destaca la oportunidad que ofrecen algunas de esas plataformas de «ofertar bienes que están infrautilizados para obtener un rendimiento». El portavoz de Sharing recuerda que la tendencia no solo favorece las economías particulares, sino que también puede ser positiva para las arcas del Estado, pues al contrario de lo que se suele alegar, permite rastrear fiscalmente operaciones de intercambio o venta entre particulares que antes se hacían con total opacidad. 

Créditos al consumo

El último recurso para llegar más holgados a fin de mes es el crédito, aunque ya no se estila tanto eso de tirar de préstamos rápidos para cancelar el saldo pendiente de la tarjeta de crédito. Carolina de la Calzada, directora de marca de Cofidis, señala que en enero las familias prefieren «apretarse el cinturón y recortar gasto». Es un mes de contracción del consumo para pagar la deuda asumida en diciembre, cuando sí se nota el repunte de los préstamos, sobre todo los que se pueden solicitar en los propios comercios. La época fuerte del crédito empezará en primavera, cuando se toman las principales decisiones de gasto, como las reformas en casa, compras de coches o viajes.