Montoro carga sobre las empresas el grueso del ajuste del déficit público

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

A Montoro le llueven las críticas por las subidas fiscales.
A Montoro le llueven las críticas por las subidas fiscales. BENITO ORDOÑEZ

Los empresarios tachan de rejón la subida fiscal y denuncian sus efectos perniciosos

28 dic 2016 . Actualizado a las 07:23 h.

«España no necesita subir impuestos, y menos el IVA». Así respondía hace un par de semanas el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, a la recomendación del Fondo Monetario Internacional (FMI), provocando una avalancha de chascarrillos en las redes sociales. No en vano es el ministro que más ha subido los tributos en la historia de España. Y precisamente su querencia por recurrir siempre a la fórmula más fácil para maquillar los descuadres en las cuentas -tirar de impuestos en lugar de recortar el gasto- le ha granjeado no pocas críticas.

Y se acabó la tibieza. A los reproches de muchos economistas se han sumado los empresarios. Francamente enfadados con la última remesa de subidas impositivas aprobadas por el Gobierno para cumplir el objetivo de déficit comprometido con Bruselas, porque el grueso del ajuste se canalizará a través del impuesto de sociedades, el que las empresas pagan sobre sus beneficios, y con el que Hacienda espera recaudar 4.650 millones más.

«Al bolsillo del empresario»

«Es, sin ninguna duda, un rejón a las empresas», sostiene Antonio Fontenla, vicepresidente y portavoz de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), para añadir que «además, cargar sobre las compañías el aumento necesario de recaudación hace más creíbles ante Bruselas los cálculos sobre el cumplimiento del déficit». Y eso «porque meter la mano en el bolsillo de los empresarios es más seguro que hacer promesas de recorte de gastos que, con los precedentes que hay, ya no se creen».

La de la patronal gallega se suma así a otras voces contra los cambios diseñados por el responsable de Hacienda. En la pasada legislatura Montoro subió todos los impuestos, además de firmar una polémica amnistía fiscal; y en esta segunda vuelve a la carga, con la diana puesta en la tributación de las compañías. Apenas un año después de que su reforma fiscal, criticada por electoralista, rebajara el tipo de sociedades del 28 al 25 %, Montoro ha restablecido -funcionó como medida extraordinaria entre el 2013 y el 2015- y elevado la cuantía de los pagos a cuenta de las empresas que facturan más de 10 millones de euros. Y a ello se suma la limitación de algunas ventajas y deducciones fiscales.

El presidente de la CEOE, Juan Rosell, calificó de «gran estropicio» y «desprestigio absoluto de la marca España» la nueva vuelta de tuerca fiscal, alertando además de que la inseguridad jurídica que crean los cambios «aleja» a la inversión extranjera.

Un estudio jurídico encargado por la CEOE cifra en 15.500 las empresas en las que se concentrará la subida y que podrían encontrarse en dificultades precisamente «cuando empiezan a superar sus problemas financieros».

Crear empleo, en peligro

Fontenla también alertó de que la subida fiscal tendrá «efectos perniciosos». «¿No se supone que el objetivo es crear empleo? Pues no parece que restarles recursos a las empresas sea el mejor modo de lograrlo», advirtió.

Las críticas han sido recurrentes desde que comenzó el goteo de cambios, tras la formación del nuevo Gobierno. El Instituto de la Empresa Familiar (IEF) reclamó al Ejecutivo «un marco fiscal estable» que evite «sorpresas impositivas», que se producen porque «no están planificadas». Su presidente, Ignacio Osborne, dejó claro que «si los empresarios pueden hacer previsiones para tres o cuatro años en sus compañías», la Administración también debería poder establecer un marco para un período y mantenerlo. «A las empresas una subida de impuestos siempre les viene mal», resumió.

Sacar de donde no hay

También los expertos del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF), órgano especializado del Consejo General de Economistas, cuestiona la eficacia de la subida de sociedades. En un informe que acaban de presentar concluyen que se está tratando de sacar de dónde ya prácticamente no hay margen para ello.

Y van más allá, al preguntarse si «la reciente tendencia a dotar de progresividad al impuesto de sociedades español, buscando rentabilidad política con bajo coste recaudatorio, no está desembocando en un incentivo al fraude fiscal y a la economía sumergida», como recoge el citado estudio.

El 2017 trae alzas fiscales medioambientales y en bebidas azucaradas, que se sumarán a las del alcohol y el tabaco

Aunque los cambios que afectan al impuesto de sociedades son los que más capacidad recaudatoria tienen (4.655 millones de euros), no son los únicos que acaban de entrar en vigor o que lo harán próximamente. Ya están plenamente operativas las alzas en los impuestos especiales (alcohol y tabaco). La subida del primero afecta solo a los destilados (se excluyen vino y cerveza) y es de un 5 %, mientras que los cigarrillos suben un 2,5 % y la picadura para liar lo hace un 6,8 %. Hacienda calcula que entre ambas medidas recaudará 150 millones: 100 por el tabaco y los 50 restantes por el alcohol. El próximo año está previsto que entren en vigor más cambios tributarios. Entre ellos, un nuevo impuesto para las bebidas azucaradas, que el Ejecutivo estima que le permitirá recaudar unos 200 millones; y también impuestos medioambientales, que engrosarán con otros 500 millones las arcas del Estado.

Las «menos perjudiciales»

En su defensa del decreto que regula la subida tributaria, Montoro insistió en el Congreso en que las medidas aprobadas son «necesarias» para alcanzar el objetivo de déficit del 3,1 % del PIB en el 2017, y sostuvo también que son las fórmulas «menos perjudiciales» para continuar con el crecimiento económico y la creación de empleo.

Además, subrayó que los cambios en el impuesto de sociedades constituyen la forma «más neutral» para elevar los ingresos, cuestión esta fuertemente contestada por los empresarios.