Bankia calló ante los preferentistas que podían haberse ido sin pérdidas

J. A. B. / Colpisa MADRID

ECONOMÍA

Andrea Comas | Reuters

Legalmente tenían 30 días para abandonar la entidad, un plazo corto, pero suficiente si se dispusiera de la información necesaria

31 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Las decenas de miles de personas que compraron preferentes de Bankia, y más en concreto de algunas de la media docena de cajas de ahorros que se fusionaron en el 2010 para alumbrarla, podían haberse ido sin pérdidas.

Así de claro queda en algunos correos que se cruzaron el equipo de inspectores del Banco de España (BdE) empotrados en Bankia, así como de varias actas de las reuniones que mantuvieron con sus responsables.

Una de las más reveladoras en ese sentido tuvo lugar el 13 de abril del 2011 y en ella estuvieron presentes cuatro altos cargos de Caja Madrid y dos inspectores del BdE, quienes mostraron su preocupación por cómo se iba a hacer el traspaso a la matriz, BFA, de los «pasivos» pendientes por las distintas emisiones ya realizadas: 3.700 millones en deuda subordinada, 400 millones en preferentes y otros 5.400 en híbridos «avalados».

«Tras el anuncio de traspasos -relataban los inspectores a sus superiores- están recibiendo llamadas de acreedores mayoristas interesándose por dónde quedan sus títulos, especialmente perjudicados en el caso de subordinadas y preferentes, y que contarían con derecho de oposición en el plazo de un mes desde la inscripción».

Un mes para reclamar

Porque precisamente tenían la posibilidad de abandonar Bankia antes de que encallase «oponiéndose» al referido traspaso y, en caso de que se desestimara su petición, tendrían que reintegrarles todo el dinero invertido.

Legalmente tenían 30 días para ello, un plazo corto, pero suficiente si se dispusiera de la información necesaria. El problema es que solo los inversores mayoristas, y tampoco todos, parecían tenerla. Los técnicos del supervisor bancario prevenían a sus superiores de que Bankia solo contemplaba recomprar «los valores de aquellos acreedores que se sientan perjudicados y causen revuelo».

Por lo tanto, aquellos que no protestaran y, en general, la inmensa mayoría de los minoristas -por desconocimiento de una situación sobrevenida que el banco les estaba ocultando- no tendrían la posibilidad de recuperar su dinero antes de tiempo.