¡Hazlo por tu madre! (o por quien sea)

ECONOMÍA

María Pedreda

Las ayudas a la natalidad en Galicia son ridículas en cuanto a tiempo y miserables en cuanto a importe, al estar ligadas a la beneficencia o a ingresos que apenas pueden superar los mil euros al mes. Compararlas con las danesas o germanas da vergüenza

18 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Dinamarca no se anda con chiquitas a la hora de promover entre sus conciudadanos el incremento de la natalidad. Como país está implicado en este asunto hasta tal punto que, de acuerdo con las estadísticas europeas, es el que más ayudas por hijo pone a disposición de la familia: 1.424 euros al año, frente a los 246,76 de España. Al bajar al detalle, la realidad impresiona más. El Estado danés abona cada trimestre 591 euros por hijo de 0 a 2 años; 467 euros si tienen entre 3 a 6 años, y así sucesivamente hasta llegar al último tramo. ¡17 añazos! Lo que habilita a la familia a percibir 117 euros al mes por retoño. Teniendo en cuenta que en este caso el envejecimiento de la población es una preocupación de país, se comprende que surjan iniciativas de todo tipo para promover la fecundidad. La agencia de viajes Spiece lanzó dos anuncios que colapsaron todas las redes sociales. Se preguntaba: «¿Puede el sexo salvar el futuro de nuestro país?». Para posteriormente argumentar: «Dinamarca se enfrenta a una crisis. Nuestra tasa de natalidad está en un mínimo de 27 años. Las investigaciones muestran que los daneses tienen un 46 % más de sexo en vacaciones y cuanto más sexo, más posibilidades hay de incrementar el número de niños». Así que incitaba a las parejas a poner sus manos a la obra a través de un vídeo en el que dice: «Si no tienes hijos ni por ti ni por tu país, al menos tenlos por tu madre. Ella también se merece un nieto».

También Alemania anima a sus ciudadanos a procrear. Cada mes ingresan en las cuentas de los que se deciden 190 euros por el primer hijo, 190 por el segundo y 196 por el tercero. Por lo tanto, una familia con tres churumbeles recibirá 576 euros mensuales -sin tener en cuenta los ingresos de la unidad familiar-, que se suman a las ayudas en libros escolares, matrículas universitarias, becas, ayudas para el transporte y vivienda. Lo curioso es que los alemanes no quieren tener hijos ni dándoles dinero, en buena parte de los casos porque hay quien opina que tener hijos penaliza la carrera profesional. ¿Serán unos ignorantes malpensados?

En Galicia cada año muere más gente que la que nace. Casi el doble, por dar un dato redondo. Y aunque existen ayudas, son ridículas en cuanto a tiempo -se esfuman con los tres años del chaval- y miserables en cuanto a importe, al estar ligadas a la beneficencia o a ingresos que apenas pueden superar los mil euros al mes. Compararlas con las danesas o germanas da vergüenza, y ya no les cuento con las francesas (más equitativas y justas en cuestión de renta) o con las irlandesas (en torno a 130-140 euros por niño). Manuel Blanco Désar, economista y demógrafo gallego, recuerda en un estudio que hay quien no puede, hay quien puede y no quiere, y hay quien quiere y no puede. Lo importante es implementar una conciencia social porque el problema se agrava con el tiempo. El planteamiento es sencillo: a menos jóvenes, menos retoños. Y aunque la madurez es un grado, la juventud es clave en esto de la fecundidad. Anímense y háganlo por su madre o por quien sea.