El naval ferrolano espera la primavera

Beatriz García Couce
beatriz couce FERROL / LA VOZ

ECONOMÍA

ANGEL MANSO

El fin de varias obras provoca una caída de actividad y empleo, que volverá a crecer a partir del próximo marzo

11 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Navantia ha cerrado en el último medio año dos contratos de calado para sus astilleros de Ferrol y Fene. Después de que el pasado mayo se firmase el encargo de construcción de dos buques de aprovisionamiento de combate para la Armada de Australia que reportará cuatro años de carga de trabajo a la factoría ferrolana, esta misma semana acaba de llegar un nuevo pedido de eólica marina de Iberdrola, que generará ocupación durante quince meses en la fabricación de componentes en la antigua Astano. Ambos encargos tienen fijado su arranque para la próxima primavera, que marcará la fecha desde la que, si se cumplen las previsiones, la carga de trabajo experimentará un repunte como no sucedía en los últimos años.

Pero antes de llegar a ese punto, el naval público ferrolano padecerá un nuevo desplome de actividad y registrará un descenso en los niveles de empleo. Ya ha comenzado en Fene, con el fin de la fabricación de las jackets -estructuras de acero que sustentan los aerogeneradores en alta mar- para el parque marino de Wikinger, y algo similar sucederá en Ferrol cuando culmine la construcción del buque flotel para Pemex, que será entregado a finales de este año.

Eólica marina

Un pedido que acaba, otro en curso y el tercero, para el próximo año. Navantia Fene ha finalizado ya la fabricación de las 29 primeras jackets que le encargó Iberdrola para su parque eólico marino de Wikinger, en aguas alemanas. En las instalaciones de Perlío aún se encuentran 16 de estas cimentaciones, ya que los envíos hasta el puerto germano que sirve de base para las operaciones de instalación se efectúan en barcazas que transportan cuatro unidades de cada vez.

Además, la compañía, que está presente en todos los contratos de eólica marina a través de su alianza con la asturiana Windar Renovables, ejecuta otro programa singular, la fabricación de cinco superestructuras para el que será el mayor parque eólico del mundo, el impulsado por la noruega Statoil en aguas escocesas. Las botaduras de las estructuras están fijadas para a partir del mes que viene, aunque fuentes del sector apuntan a que la obra acumula cierto retraso.

El pasado miércoles, Navantia, Windar e Iberdrola suscribieron un acuerdo para la fabricación de otras 34 jackets, que servirán para sustentar otros tantos molinos de mar en el parque East Anglia One, que la empresa eléctrica construirá en Reino Unido. Las primeras tareas para esta instalación eólica darán comienzo, según informó Navantia, el próximo marzo en las antiguas Astano e Imenosa.

La nueva obra

Quince meses de trabajos. Con el corte del acero para las próximas jackets darán comienzo en la próxima primavera las tareas del nuevo contrato para East Anglia One, que se desarrollarán durante 15 meses (hasta junio del 2018) y que emplearán a entre 600 y 700 personas, según los cálculos efectuados por las empresas implicadas.

El contrato está valorado en 120 millones de euros, un 33 % más que el anterior, según se encargó de subrayar Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, esta semana en el acto de la rúbrica del acuerdo.

El flotel

En su fase final. Aunque tenía que haber estado entregado el pasado julio, primero los retrasos en la construcción del buque y después la situación del armador, Pemex, que pactó con el astillero algunas modificaciones en el barco y también una demora en el plazo de recogida, han llevado a que esta obra aún esté en vigor. Está previsto que a finales de este mes se lleven a cabo las pruebas de mar de la plataforma y que la entrega a la petrolera mexicana se efectúe antes de que termine el año. En estos momentos, alrededor de 700 personas trabajan en este pedido, según fuentes sindicales. 

El bam

Tres años por delante. La fabricación del Buque de Acción Marítima (BAM) para la Armada española se inició en diciembre del 2014 en el astillero de Fene, aunque el ritmo de los trabajos experimentó desde el primer momento una ralentización. Ha sido durante este año cuando más velocidad han cogido las tareas, aunque este es un tipo de buque con unas características muy inferiores a las capacidades del astillero ferrolano, y que además cuenta con un plazo de ejecución muy dilatado. Así, está prevista su entrega para el 2019. La construcción de los módulos de este navío está generando ocupación para unos 300 empleados.

Petroleros

Solo las proas. Navantia se adjudicó en el verano del 2015 la construcción de cuatro petroleros del tipo Suezmax, en alianza con el astillero coreano de Daewoo. En las plantas de la ría se fabricarán los módulos de proa, pero aún no está claro si habrá faena en ambas factoría. Los primeros trabajos arrancaron el pasado julio, por el momento en Ferrol.

A futuro

El nuevo encargo australiano. Desde las Antípodas llegó el pasado mayo el encargo que va a consolidar varios años de carga de trabajo en la antigua Bazán: la construcción de dos buques de aprovisionamiento de combate para la Armada de Australia. Su fabricación supondrá cuatro años de tareas en el astillero ferrolano para alrededor de 2.000 personas. Pero de igual modo que el último contrato de Iberdrola, los trabajos en los talleres se iniciarán en torno a la próxima primavera, si se cumplen las previsiones que manejan los responsables de Navantia.

Para finales del 2017 se espera la firma de la orden de ejecución de las fragatas F-110, un programa que lleva ya varios años de desarrollo y que despeja diez años de faena para el naval ferrolano.