De Guindos revela que España estuvo a punto de pedir un rescate «light» al FMI en el 2012

La Voz MADRID / EFE

ECONOMÍA

YVES HERMAN | reuters

Fue después de que la Unión Europea le prestara dinero para salvar la banca

11 sep 2016 . Actualizado a las 10:10 h.

El ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, revela en un libro que verá muy pronto la luz que España estuvo a punto de pedir a finales del 2012 -meses después de solicitar a Europa el rescate bancario- un programa de asistencia al Fondo Monetario Internacional (FMI) para sortear definitivamente un rescate completo al país. «El acuerdo con el FMI se interpretaría quizá como un rescate light, aunque lo podíamos plantear como un apoyo o asistencia técnica que completaría la labor reformadora del Gobierno. No como una imposición», narra el ministro en su libro España amenazada. De cómo evitamos el rescate y la economía recuperó el crecimiento» (Ediciones Península), que se publica pasado mañana.

Según explica, España llegó a finales del 2012 con una destrucción de más de 800.000 empleos y una caída interanual del PIB del 3,12 %, lo que llevó al Gobierno de Mariano Rajoy a plantearse «una fórmula nueva con el FMI», que fue bautizada como Programa de Asistencia para el Acceso al Mercado (PAAM), «un acrónimo poco tranquilizador», dice De Guindos. «Se trataba de que el FMI aportara una especie de sello de calidad a nuestras medidas aunque sin financiación, es decir, diferente a los programas de rescate de Grecia, Irlanda o Portugal. Se pretendía poner otro muro que evitase, precisamente, el rescate completo», relata.

Finalmente, la oposición del entonces presidente de la Comisión, Durão Barroso, llevó a Rajoy a descartar el plan.

De Guindos rememora en el libro las dificultades para «enderezar el rumbo» del país, tras un rescate de la banca en el mes de junio que cree que no fue bien entendido por los mercados, y recuerda cómo dentro del Gobierno «a algunos les costaba comprender lo que estaba pasando».

Cuenta que el 24 y 25 de julio vivió los momentos más críticos, cuando le pidió a Schäuble en Berlín que actuara para reforzar la moneda única porque el debate sobre la continuidad de Grecia en el euro estaba «matando» a España, que «solo podía aguantar un mes» antes de dejar de pagar las pensiones, las prestaciones por desempleo o los sueldos de los funcionarios.

Buena parte del libro está dedicada a la crisis de Bankia y a la gestión de Rodrigo Rato, su jefe cuando era vicepresidente económico del Gobierno de Aznar.

Guindos evoca una relación tensa e incómoda con Rato durante las semanas previas a su dimisión en mayo.

Respecto al fraude de las tarjetas «black» de Caja Madrid, opacas a efectos fiscales, afirma que no tuvo «ningún dilema moral» en mandar el caso a la Fiscalía Anticorrupción, a pesar de que estaban implicados miembros del PP, así como del resto de partidos políticos y de los sindicatos.

«Digamos que las balas me silbaban muy cerca. Alguna inquietud y situación tensa tuve en aquellos días, pero mi seguridad era que contaba con el respaldo del presidente del Gobierno».