El factor decisivo es el precio, pero hay más elementos que juegan a favor de la localización lusa, como las buenas conexiones logísticas (puertos y aeropuerto), el coste de la mano de obra, la paz social o incentivos fiscales.
Desde el año 2000, Portugal ha construido 17 polígonos industriales en la frontera con Galicia. Son más de 3 millones de metros cuadrados, cuyos precios de venta oscilan entre los 25 y los 40 euros, exentos de cargas fiscales municipales, a cambio de contratar mano de obra local.