Mientras la UE, Estados Unidos, la OCDE y el G-20 discuten acaloradamente sobre la justicia fiscal, los países siguen maniobrando para tomar la delantera.
La rebaja del impuesto de sociedades se utiliza como reclamo. Lo hizo antes del verano el Reino Unido para aplacar el miedo de los inversores y de las compañías a establecerse en la isla tras el referendo favorable al brexit. Sigue ganando el pulso Irlanda con su jugoso impuesto de sociedades, de un 12,5 %), el más bajo de la UE junto a los que imBulgaria 10 % y Chipre 12,5 %.
Países como Luxemburgo tienen un impuesto sorprendentemente alto (29.22 %), pero no lo suficiente como para impedir que la deducciones y una buena planificación fiscal agresiva reduzcan la factura final de las multinacionales al 2 y 1 %. Hacienda no somos todos.