¿Por qué quiere usted cambiar de trabajo?

Sofía Vázquez
Sofía Vázquez SOFIA.VAZQUEZ@LAVOZ.ES

ECONOMÍA

MARIA PEDREDA

La ilusión por un proyecto o la pasión que se pone en el trabajo no son cosas que puedan imponerse. Lo que sí puede hacer la empresa es interesarse por averiguar cuáles son los factores que motivan a sus trabajadores

07 ago 2016 . Actualizado a las 08:41 h.

Usted, que sabe que es uno de los españoles afortunados en tener un empleo remunerado dignamente, quizá haya sentido de repente la necesidad de cerrar la puerta de la oficina para no volver para trabajar -sí para tomar un café-. Quizá haya comenzado a deshojar la margarita: me voy, no me voy... Y quizá tenga que ser valiente y afrontar que ha llegado el momento de irse. Alberto Blanco, director del grupo Actual, advierte que «es cierto que cambiar de trabajo da vértigo, pero el riesgo siempre será mejor que ir languideciendo día a día en una posición que aborreces cada vez más». Hay diez síntomas que alertan a la persona de que ha llegado el momento de dar un vuelco laboral total: 1.- No aprende nada nuevo; 2.- Cada día es una repetición del anterior y no hay cabida a nuevos retos, enfoques o alicientes; 3.- La posibilidad de desarrollo profesional es cero. Las promesas sobre su promoción no se han cumplido y llega un momento en el que ya no está ni enfadado, sino resignado; 4.- No comparte ni la misión ni la visión de la empresa. Incluso algunos días le da la risa o la indiferencia (ojo, que en ese caso tanto usted como su empresa tienen un problema); 5.- El jefe no le inspira e incluso a veces piensa: «Qué he hecho yo para merecer esto». No confías en su palabra, ni tampoco te crees lo que te dice; 6.- No se siente valorado; 7.- El proyecto en el que trabaja no le importa; 8.- No se lleva bien con tus compañeros y solo pensar en la fiesta de Navidad le deprime; 9.- Fantasea con irse a la competencia, y 10.- El trabajo le aburre.

Noemí Rubiños, directora de operaciones de Actual, argumenta cuándo es necesario que la gente cambie de trabajo cuando entiende que es una necesidad: «Vivimos en un período en el que el trabajador se hace cargo de su propia carrera profesional, en el que no depende de terceros para cumplir sus objetivos de desarrollo y crecimiento. Y habrá ocasiones en las que el siguiente paso de ese desarrollo se encuentre fuera de la organización en la que ha venido trabajando. Bien porque entienda que allí ya ha alcanzado su techo y no hay más oportunidades de crecimiento; bien porque busca explorar otros campos o surgen otras oportunidades en el mercado». ¿Y si no lo hace...? Corre el riesgo de quedar estancado. Incluso puede llegar a retroceder. Se puede producir el llamado despido interior, un estado mental y una actitud frente al trabajo en el que aunque el empleado está todavía físicamente en su puesto, la cabeza la tiene en otro sitio. Es un problema para todos. Para el profesional porque se encuentra frustrado, y para su empresa porque el rendimiento y el compromiso de ese trabajador descienden dramáticamente. Una persona que está pensando en marcharse es un elemento perdido para el equipo y puede convertirse en un lastre para sus compañeros.

Sobre la frase «Es que no me motivan», Rubiños explica que nadie puede motivar a nadie, ya que es una energía que nace de uno mismo. La ilusión por un proyecto o la pasión que se pone en el trabajo no son cosas que puedan imponerse. Lo que sí puede hacer la empresa es interesarse por averiguar cuáles son los factores que motivan a sus trabajadores, y si son compatibles con los objetivos y misión de la empresa, procurar que esos factores estén presentes en el día a día de sus colaboradores. ¿Y qué piensa la experta sobre eso de «hay que venir motivado de casa»? «Por su propio interés, la empresa tiene la responsabilidad de tratar de crear entornos de trabajo en los que el trabajador pueda desarrollar su potencial y sentirse a gusto. Los trabajadores motivados rinden más. Ahora bien, hay ocasiones en que esos factores no están al alcance de la organización, porque no sabe, no le compensa o no puede darlos. Se trata de alcanzar el equilibrio». Espero que le quede claro.