La empresa aprovechará el descaso para preparar la planta para los nuevos lanzamientos
23 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Los 5.000 trabajadores que integran la plantilla de PSA en Vigo están de vacaciones desde ayer. La producción se paraliza durante tres semanas, tiempo que la dirección aprovechará para realizar las obras necesarias para los nuevos modelos, especialmente la futura generación de furgonetas (proyecto k-9), que será el primero que llegue al mercado. Esta es la última gran parada antes de que se produzca el lanzamiento, ya que aunque no empezarán a comercializarse hasta el primer trimestre del 2018, la fabricación de las primeras preseries está previsto que arranque en marzo.
Hasta 1.500 personas, la gran mayoría externas trabajarán en dicha puesta a punto, centrada sobre todo en la incorporación de robots y maquinaria, en la línea dos, que es en la que se montarán las furgonetas, en este caso en tres versiones: Citroën, Peugeot y Opel.
El regreso será muy breve para la mayoría de los veteranos, ya que la dirección empezará a aplicar en septiembre el plan de bajas voluntarias que afecta a unos 400 trabajadores, la mitad de ellos mayores de 59 años. El ERE fue denunciado por el sindicato CUT, pero el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia desestimó la denuncia.
La empresa argumenta la aplicación de la extinción voluntaria de contratos precisamente en la fase de transición por la que atraviesa la factoría, con producción a la baja sobre todo en el último trimestre del año. Esa bajada se estima en seis vehículos por hora en la línea dos hasta diciembre (pasará de 36 a 30), a los que habrá que añadir una nueva reducción de otras cuatro unidades en el 2017 hasta las 26 por hora. La bajada será menor en la línea uno, que fabrica 59 coches por hora.
La planta de Vigo es un de las dos única del grupo que mantienen el doble flujo de producción. La otra es Sochaux.