Así fue el accidente laboral de una embarazada

ECONOMÍA

Los dolores lumbares de la mujer continúan y también la indignación por la actuación de la mutua

01 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

4 de febrero pasado. Ella iba a trabajar en su coche y cuando se paró en un paso de cebra, otro conductor le dio un golpe por detrás. «Mierda, pensé en ese momento. Estaba embarazada de seis semanas y hacía nada -dos meses, para ser más exactos- que había sufrido un aborto», explica.

Un sangrado y un fuerte dolor de lumbares la llevaron al hospital. Le hicieron una ecografía de la que se hizo cargo el seguro del coche: 80 euros. En la prueba no pudieron ver nada debido al poco tiempo de gestación. Al día siguiente se fue al médico de la Seguridad Social. Le mandó hacer reposo relativo y, pasados unos días, otra ecografía.

Los nervios llevaron a la mujer de nuevo a su mutua. Le dio la baja por amenaza de aborto, y la volvió a remitir a la Seguridad Social porque no tenía ginecólogos para examinarla. La trabajadora pedía ese control. Quería saber lo que le ocurría a su bebé. «La Seguridad Social tiene sus tiempos y yo, entre control y control, necesitaba tener información sobre si mi embarazo iba bien. Por eso fui a la mutua, que, además, conocía mi situación, sabía que acababa de sufrir un aborto», recuerda.

Fue pasando el tiempo y la mujer continuaba de baja y sin poder iniciar la rehabilitación que necesitaban sus lumbares después del golpe. ¿Qué ocurrió? En la mutua apareció de repente un ginecólogo. Valoró que aún no podía hacer rehabilitación porque el hematoma había crecido. Ella se sintió dolida y se indignó. En su opinión, «la mutua de accidentes en principio se despreocupó de la situación, y un mes después comenzaron sus prisas para que me reincorporase al trabajo».

Su embarazo alcanza ahora las 18 semanas. Los dolores lumbares continúan y también la indignación. Sin embargo, ella tiene claro que lo importante es el bebé, que tiene prevista su llegada después del verano.

Bailando con ancianos

También Pilar está de baja, como otras 30 compañeras en una empresa con una plantilla de 235. Trabaja en un servicio municipal de ayuda a domicilio. Tiene en torno a 50 años y su jornada laboral es de 39 horas semanales, que suelen prolongarse a 43 o 44. Debe mover ancianos que pesan entre 80 y 100 kilos. No son cajas. Ella va sola. Mejor dicho, los abraza y los gira en un baila sola con ellos, formando una especie de figura en la que se envuelven hasta que los deposita en la silla de ruedas. Algunos cantan mientras están en movimiento. Otros tienen miedo. Las tres hernias de Pilar soportan giros y pesos porque a los ancianos los mueve sola. Sin grúas. Ni ayuda de compañeras. Pilar cree que este trabajo tiene afecciones profesionales específicas. No están reconocidas. Cuando cae de baja por enfermedad común, la Seguridad Social no paga nada de la base reguladora en los tres primeros días; hasta el 20, abonará un 60 %, y a partir de ahí, el 75 %. Si es por un accidente laboral, el seguro público se hace cargo desde el primer día de abonarle el 75 % de la base reguladora al trabajador, y la empresa le pagará el 25 % restante, siempre que se incluya en convenio colectivo (figura en la mayoría de los casos).

El jueves pasado se celebró el día mundial de la seguridad y salud en el trabajo. Cada año en España 450.000 trabajadores sufren un accidente laboral. Solo en enero, 51 personas perdieron su vida en el trabajo o en el trayecto hacia él o de vuelta a casa.

sofia.vazquez@lavoz.es