España es, tras Grecia, el país avanzado en el que más se redujo la presión fiscal sobre el trabajo en el 2015

G. L. REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

En España la cifra bajó 1,16 puntos el año pasado con respecto al 2014

13 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

No son, precisamente, los dos Estados más disciplinados de Europa a la hora de cuadrar las cuentas públicas y ajustarse a los límites de déficit, pero Grecia y España fueron los países de la OCDE que más aflojaron la presión fiscal sobre el trabajo el año pasado, según el informe presentado este martes por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

Según este, la cuña fiscal -el porcentaje que representan los impuestos sobre los salarios y las cotizaciones sociales sobre el total del coste laboral que cada trabajador le supone a su empleador- era el año pasado del 39,6 % en España, lo que supone una reducción de 1,16 puntos respecto al 2014. Así, de los 51.348 dólares que le costaría a su empresa un empleado medio al año (medidos en paridad de poder adquisitivo), 20.333 los ingresaría el erario.

Solo Grecia, con una rebaja de 1,27 puntos, aflojó más la presión fiscal sobre el empleo. Aunque, en el caso griego, las más aliviadas fueron las empresas, ya que la parte del león de esa reducción se realizó en las cotizaciones sociales que pagan los empleadores y que bajaron 0,92 puntos. En el caso español, toda la rebaja se concentra en el impuesto de la renta, fruto de la entrada en vigor de la reforma fiscal, que rebajó los tipos del impuesto y, con ellos, las retenciones que mes a mes se practican en las nóminas.

Las diferencias dentro de la OCDE son enormes. Así, si en Chile la cuña fiscal está en el 7 %, en Bélgica se dispara al 55,3 %. Es el único país en el que los impuestos suponen más de la mitad del coste laboral de cada trabajador. La media de los 34 miembros del organismo está en el 35,9 %.

Con la reducción del año pasado, la presión fiscal sobre el empleo en España vuelve a niveles similares a los que había antes de la crisis -era del 39 % en el 2007-, tras haber alcanzado su máximo en el 2014, con un 40,7 %.