Las cláusulas suelo y la mala evolución de la acción disparan la tensión en la junta de accionistas del Popular

Ana Balseiro
Ana Balseiro AGENCIAS

ECONOMÍA

Paco Campos | Efe

El presidente, que aseguró que estudian recurrir la sentencia «en defensa de los intereses de los accionistas», soportó una lluvia de peticiones de dimisión

11 abr 2016 . Actualizado a las 15:37 h.

«Vayánse, por favor, váyanse» o «con ustedes al frente el banco no tiene futuro» fueron algunos de los dardos que los accionistas les han lanzado hoy a la cúpula del Banco Popular durante la junta general celebrada en Madrid. La mala evolución de la cotización de la acción de la entidad, que en lo que va de año ha perdido un 30 % de su valor, o la reciente sentencia del juzgado de lo Mercantil número 11 de Madrid declarando nulas las cláusulas suelo han sido la espoleta que ha disparado la tensión en la junta, en la que un buen número de intervenciones han reclamado la dimisión del presidente, Ángel Ron, y han criticado con dureza la gestión del consejo de administración de la entidad.

«Me parece que los accionistas están en su derecho de decir lo que quieran y la junta está para eso», zanjó Ron, para responder a las críticas, y admitir, en lo que respecta al desplome de la acción, que la caída es «enorme», pero que «ni este banco ni el sector en su conjunto es lo que era en el año 2000». Recordó las dificultades que para el negocio bancario supone el escenario de tipos negativos y apuntó que en lo que va de año la banca europea ha caído el 25 % también.

Respecto a la sentencia de las cláusulas suelo, en respuesta a las preguntas formuladas por Adicae y algunos afectados, el presidente avanzó que la entidad está «estudiando» la sentencia -que afecta a 40 bancos y cajas, entre los que está el Popular- para recurrirla «en mejor defensa de los intereses de los accionistas». Subrayó que dicha resolución judicial considera legales las cláusulas y que los bancos han «actuado de buena fe», aunque matizando que algunas de dichos límites a la bajada del tipo de interés no habían superado el segundo control de transparencia, por lo que los clientes no sabían lo que contrataban. «La sentencia no dice una sola cosa, dice muchas más que el banco está estudiando y que en base a esas matizaciones está pensando en recurrir», aseguró, recordando además que otras sentencias habían constatado que las cláusulas eran legales y «una buena práctica bancaria para proteger los márgenes».

Otra de las cuestiones recurrentes en la junta ha sido la situación de los afectados que adquirieron bonos en el 2009 y que han encajado pérdidas cercanas al 35 %. Ron aseguró que el banco va a buscar «respuestas singulares a cada caso», ya que los bonos han sufrido un «impacto negativo notable». «Siempre estamos dispuestos a negociar y a llegar a acuerdos», añadió. En el futuro no comercializarán este tipo de productos, considerados de riesgo.

El miedo a una posible OPA también planeó sobre las intervenciones, en las que se repitió la idea de los pequeños accionistas de que el banco no está adecuadamente valorado. El presidente, que coincidió en dicha apreciación, alejó, sin embargo el fantasma de una operación así. «Cualquier banco es susceptible de tener una OPA. Pero hoy una OPA hostil es un escenario improbable», aseveró.

Ajustes en la red de oficinas

Ron avanzó además que la entidad podría realizar ajustes en su red de oficinas y empleados «en la medida en que lo provoquen los cambios tecnológicos y las condiciones de mercado lo aconsejen». Ha recordado que Popular ha ajustado su red de oficinas siguiendo los cambios del mercado y empleando sus propios medios. En este sentido, ha señalado que desde la integración de Banco Pastor en el 2011 el número de oficinas se ha reducido en 650 sucursales, equivalente a un 23 %, y el de empleados en un 17 %, lo que compara «positivamente» respecto al sector.

Además, ha añadido que este ajuste se ha realizado «sin perturbar la paz social y ha avanzado que en el actual entorno desafiante para la industria bancaria», Popular seguirá ajustando su red «en la medida en que lo provoquen los cambios tecnológicos y la condiciones de mercado lo aconsejen».

A lo largo de su intervención, Ron ha defendido que Popular es un banco sólido y solvente «con un buen modelo de negocio que, sin embargo, tiene que acelerar la reducción de los activos no rentables, por lo que ha desarrollado un ambicioso» plan cuyo objetivo es rebajar en 4.000 millones de euros los activos improductivos para 2016.

Para que este proyecto se cierre con éxito es necesario que «se resuelvan algunas incertidumbres», según ha detallado el presidente de la entidad, quien ha precisado que la acción de Popular ha vivido una «reacción exagerada» en los mercados ligada a la evolución de las perspectivas económicas de España y a la incertidumbre política.

La acción de Popular, que ha caído en un contexto de bajada de los bancos en general, es «muy líquida» y su valoración actual es baja, por lo que los precios objetivos de los analistas se sitúan a mucha distancia de la cotización. Otro de los objetivos del banco para este ejercicio es ampliar las alianzas con socios estratégicos e incrementar la concesión de crédito. Durante el pasado ejercicio, Popular elevó la nueva contratación de crédito un 7,2%, hasta alcanzar los 23.411 millones de euros.